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Ideas para la elaboración de un programa de estimulación lingüística desde el enfoque comunicativo. (Parte II)

Plantea que enseñar a comunicar “es enseñar a actuar lingüísticamente de manera satisfactoria para un colocutor y/o espectador, en función de una meta y en adecuación a un contexto social determinado”
En este modelo teórico, la actividad de estimulación se llevó a la escuela regular como parte de una actividad diaria y con el objetivo de prevenir alteraciones. El estudio de los llamados factores de riesgo, definidos como conjunto de condiciones negativas que pueden afectar el buen desarrollo del niño (por ejemplo educación limitada, medio físico inseguro, desorganización del hogar, pobre nivel de afecto, enfermedades, entre otros), se profundizó, por lo que se comenzó a considerar la necesidad de desarrollar programas de AIT en población entre 0 y 4 años, incluyendo desde luego la estimulación lingüística (Montenegro, 1998). Dentro de esta propuesta teórica, se desarrollaron experiencias de atención pedagógica del lenguaje en preescolares con programas de integración escolar, para niños con necesidades educativas especiales (Valles, 2000).

Actualmente se entiende el lenguaje como una facultad exclusivamente humana, que nos permite el aprendizaje de las lenguas y materializa la comunicación, por lo que hace posible el acceso al conocimiento de nuestra cultura y la adaptación social. A menudo los docentes asumen el lenguaje como un sinónimo de la oralidad, quizás por la importancia que ésta tiene en nuestra historia como especie, sin embargo, el desarrollo lingüístico no se limita a lo oral, este proceso es sumamente complejo y depende de variables biológicas y ambientales, que nos permiten acceder desde muy temprana edad a la lengua oral y a la escrita, y a través de un complicado mecanismo cognoscitivo y lingüístico, darle forma al mundo, poder obtener información sobre lo que nos rodea, y comunicarnos eficientemente dentro de los diferentes contexto de vida tanto de manera oral como escrita.

La familia y los docentes juegan un papel determinante en el proceso de desarrollo lingüístico, los adultos pueden modelar el lenguaje infantil en la medida que sirven de patrón, corrigen, amplían los significados y motivan constantemente a los niños para comunicarse. Es por esto que todo docente preescolar debe conocer cómo estimular este proceso, entendiendo que la estimulación es una tarea natural que ponen en marcha los adultos no sólo en los ambientes escolares sino en el hogar, en los diferentes espacios sociales, incluyendo los medios de comunicación (radio, televisión, prensa), en fin, en todos los contextos de vida de nuestros niños.

Por todo lo expuesto, el docente preescolar y el especialista (terapista/logopeda), debe contar con un conocimiento claro sobre desarrollo del lenguaje, conocer las señales que pueden sugerir un posible trastorno y estar formado para aprovechar todas las posibilidades que el programa de preescolar le brinda en lo referente a estimulación lingüística. El trabajo en estimulación implica desarrollar una serie de estrategias planificadas o no, que van a incidir positivamente en la comunicación de nuestros alumnos, como este proceso depende de numerosas variables, la estimulación debe incluir una serie de estrategias dirigidas a afianzar aspectos relacionados con el desarrollo del lenguaje, como lo son las destrezas motoras de los órganos implicados en la articulación, el conocimiento sobre el mundo y la motivación por comunicarse con los demás.

Por esto un programa de estimulación lingüística debe incluir objetivos relacionados con el área socio-emocional, con el área motora y con el área cognoscitiva, atendiendo que este desarrollo depende de variables textuales, relacionadas con la forma del lenguaje y además con variables contextuales, relacionadas con la actividad de las personas que rodean al niño. De allí que el lenguaje se constituye en un eje transversal en el currículo del nivel preescolar y en el de la modalidad de educación especial.

En los últimos diez años, la estimulación lingüística ha recibido una notable influencia de la lingüística textual y del modelo metalingüístico, surgiendo la necesidad de plantear el trabajo de los equipos interdisciplinarios en esta área desde una perspectiva comunicativa. De esta manera el énfasis de la acción pedagógica comenzó a orientarse a la producción textual en función de brindar oportunidades de interacción significativa y funcional en el nivel preescolar y en los primeros años de la educación básica, pues es en este periodo donde el niño requiere del aprendizaje del uso de su lengua como herramienta viva para el acceso al conocimiento y para la interrelación con sus semejantes (Fraca de Barrera, 2000).

La estimulación lingüística desde el enfoque comunicativo:

Se define como enfoque comunicativo a un conjunto de propuestas teóricas y metodológicas, dirigidas a enseñar la lengua materna a través de la enseñanza de la comunicación. Páez Urdaneta, (1985; citado por Serrón, 2000), plantea que enseñar a comunicar “es enseñar a actuar lingüísticamente de manera satisfactoria para un colocutor y/o espectador, en función de una meta y en adecuación a un contexto social determinado” (op. cit. p.3). Serrón (2000), afirma que “este enfoque busca desarrollar desde todo punto de vista, la competencia comunicativa” (op. cit. p.4).

Como competencia comunicativa se entiende el proceso que permite una comunicación eficiente, con un mínimo de esfuerzo y que se concreta en un intercambio comunicativo en todos los contextos posibles. En otras palabras, establecer comunicación a través de la producción de diferentes textos: orales, gestuales y escritos. Es por esto, que el enfoque comunicativo se apoya en la realidad del uso de la lengua como instrumento de comunicación. En esta perspectiva el objetivo básico de los programas de estimulación lingüística es el desarrollar la competencia comunicativa, el propiciar la identificación con el grupo cultural y construir una adecuada identidad como ser humano.

Los principales fundamentos teóricos del enfoque comunicativo se resumen en:

-Centra su atención en el contenido más que en la forma del lenguaje.
-Todos los contenidos del programa deben estar relacionados y ser relevantes a las necesidades lingüísticas (comunicativas) del aprendiz.
-El programa de funciones lingüísticas, nociones generales y específicas, deriva de esas necesidades objetivas.
-Incluye aspectos gramaticales imprescindibles para posibilitar la comprensión y expresión de funciones y nociones (Serrón, 1996)

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