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La organización categorial del pensamiento en la construcción del concepto: Presentación de un protocolo de evaluación en categorías semánticas (Parte I)

En el marco de la psicología cognitiva, y desde la psicolingüística cognitiva,  como fonoaudiólogos y docentes investigadores, estudiamos el aspecto semántico del lenguaje,   siendo  el abordaje  de los procesos psicológicos implicados en la construcción y formación de los conceptos el eje central de nuestras investigaciones, en el campo de la salud humana, desarrolladas en la UNSL desde 1999.

El propósito de esta presentación es dar a conocer una herramienta de pesquisa de alteraciones fonoaudiológicas útil, rápida, sencilla, eficaz y económica, que hemos denominado: “Protocolo de Evaluación en categorías semánticas”, a partir del cual se indagan la producción lexical y el nivel de desarrollo conceptual.

La evaluación del lenguaje por medio de este instrumento, se puede implementar tanto en el niño desde el momento en que el lenguaje ha sido adquirido, como en  el adulto, y  su aplicación nos brinda elementos útiles para una intervención fonoaudiológica oportuna, de acuerdo a las necesidades  que cada  caso requiera.

INTRODUCCIÓN

En el marco de la psicología cognitiva, y de un modo particular de la psicolingüística cognitiva, que como disciplina experimental, se ocupa del estudio de los procesos psicológicos implicados en el uso y adquisición del lenguaje, el abordaje de la semántica, como eje central de nuestras investigaciones, emerge desde el campo de la salud humana con el propósito de profundizar ciertos aspectos del conocimiento fonoaudiológico, poco investigados en nuestro campo disciplinar.

Durante las últimas dos décadas nuestro equipo de docentes investigadores perteneciente a la UNSL estuvo abocado al estudio de la semántica, en particular al abordaje de las categorías semánticas, desde una perspectiva fonoaudiológica.

Estas investigaciones tuvieron su inicio en el año 1999 con el proyecto de investigación: “Incidencia del aspecto semántico en la superación de trastornos fonológicos”. El objetivo estuvo centrado en observar la importancia que tiene el aspecto semántico a la hora de abordar los trastornos fonológicos. Para ello se desarrollaron dos planes terapéuticos; uno de ellos que se ocupó de los trastornos fonológicos desde una perspectiva clásica; el otro tuvo la finalidad de promover aquellos procesos que permitieran al niño la construcción y/o enriquecimiento de los significados, como herramienta necesaria para  modificar  de manera dialéctica la estructura de su conducta externa. A la luz de los resultados allí obtenidos, instancia en la cual el aspecto semántico se manifestó como preponderante sobre los demás aspectos del lenguaje, se inició un nuevo proyecto de investigación: “Diseño y desarrollo de estrategias metodológicas orientadas a ampliar el campo semántico”. En esa ocasión el objetivo del trabajo estuvo dirigido a ampliar el campo semántico en niños carenciados socioculturalmente, concurrentes a 2do Año de EGB1 de una escuela de la ciudad de San Luis. El trabajo se inició a partir  del desarrollo de núcleos que conllevaran a asociaciones de campos semánticos relacionados, buscando lograr estructuras conceptuales fundantes. Para ello se establecieron como premisas básicas: el desarrollo de ejes temáticos interconectados; la  aplicación y utilización de esquemas previos de los niños;  generar cambios estructurales a partir del concepto;  propender a la interacción del grupo con adultos y pares y por último favorecer el desarrollo de las representaciones mentales a partir de lo vivencial.

Como consecuencia  del avance del conocimiento en la temática y de los resultados logrados en el transcurso de las distintas instancias del proceso investigativo,  se hizo necesario contar con indicadores que dieran cuenta de la adquisición semántica categorial  esperable en el desarrollo del lenguaje de niños de nuestro medio sociocultural. Para ello y a la luz de un nuevo proyecto de investigación, se estudió la adquisición semántica en niños de Nivel Inicial de la ciudad de San Luis. En ese momento y bajo una modalidad cualicuantitativa, se evaluó y se obtuvieron parámetros referidos a  la producción lexical en categorías semánticas; asimismo se incorporó el estudio y valoración del nivel de desarrollo conceptual alcanzado por dichos sujetos.

Una vez obtenidos estos indicadores y luego de un profundo análisis se hizo necesario valorar ciertas manifestaciones lingüísticas presentes en las producciones de los sujetos evaluados. No obstante la complejidad de extraer de los datos resultados claramente objetivables, en la producción de los sujetos se advirtieron ciertas manifestaciones que en primera instancia podrían parecer inadecuadas, poco pertinentes, incoherentes  o simplemente no esperables para la edad. De esta manera surgieron nuevas perspectivas que permitieron profundizar y dar continuidad a los estudios que se venían desarrollando dando inicio al  proyecto de investigación: “El Lenguaje en el Proceso de Desarrollo Conceptual y sus alteraciones”. Desde esta perspectiva y en el marco de la teoría de Vigotsky,  en la base del accionar de estas investigaciones, se encuentra la pretensión de visualizar evidencias referidas a los procesos subyacentes que dan cuenta de las distintas instancias por las que atraviesa el sujeto  en la construcción y re-construcción de conceptos y de qué elementos se vale para lograrlo.

Del proceso investigativo aquí enunciado y de la constante búsqueda e inquietud por mejorar el nivel de nuestras prácticas clínicas en el campo fonoaudiológico, junto al proyecto de investigación “Evaluación de categorías semánticas en el marco de la fonoaudiología clínica infantil”, emergió la posibilidad de dar a conocer el material de evaluación empleado por nosotros a lo largo del tiempo como un Protocolo de Evaluación de Categorías Semánticas que permita por una parte, advertir una posible alteración en el complejo proceso de construcción y manejo de categorías semánticas, y niveles de conceptualización, de un modo sencillo, rápido y económico; por  otra parte,  la valoración del aspecto dinámico de la constitución de los conocimientos, científicamente válidos, como así también  la potenciación del campo semántico en las posibles aplicaciones del quehacer clínico fonoaudiológico.

 

FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

Este trabajo se enmarca en la teoría socio histórico cultural de Vigotsky, en la cual el proceso de adquisición del lenguaje en el niño es posible a partir de las experiencias directas con las personas y el mundo de los sujetos, para ir alcanzando más tarde y durante toda la vida, relaciones más abstractas que le permitan el acceso a una organización conceptual del mundo que lo rodea.

Tanto para Vigotsky (1981:90) como para Luria, la palabra se torna en un elemento fundamental del lenguaje, que como célula del pensamiento dirige nuestras operaciones mentales, controla su curso, y las canaliza hacia la solución de problemas. La palabra es entonces un producto de la experiencia e imprescindible para el contacto del ser humano. La palabra vista desde su aspecto interno es el significado. Asimismo, en el aspecto psicológico, el significado de una palabra  no es más que una generalización o un concepto (Vigotsky, 1981:160). Por ende generalización y significado de la palabra son sinónimos. Toda generalización toda formación de un concepto constituye el más específico, auténtico e indudable acto de pensamiento. Según Vigotsky, el dominio de lo abstracto combinado con las operaciones internas, capacita al niño para progresar hacia la formación de nuevos conceptos. Por tanto, el acceso a la jerarquía conceptual que proporciona el nivel supraordenado se manifiesta por el uso de términos abstractos, sólo si los términos lingüísticos se dominan en todas sus implicaciones semánticas. Dicho en otros términos, estos contenidos semánticos o “significados” son asimilados en sus comienzos por el niño como parte de la herencia social de la que forma parte el lenguaje y que progresivamente se irá calificando en un proceso de internalización a medida que el sujeto se desarrolla, pasando a ser un hecho individual además de social.

Para Luria “el lenguaje humano es un complejo sistema de códigos que designan objetos, características, acciones o relaciones, códigos que tienen la función de codificar y transmitir la información, introducirla en determinados sistemas” (Luria, 1995: 26).

Para este autor (1995), el comportamiento intelectual es fruto de una larga evolución y tiene una estructura sicológica muy compleja. El nacimiento del lenguaje fue lo que permitió paulatinamente dar lugar al nacimiento de un sistema de códigos a través del cual se pueden designar objetos, acciones, para posteriormente diferenciar sus características y relaciones para alcanzar finalmente códigos sintácticos complejos que permiten las formas complejas de alocución verbal. En un comienzo, el lenguaje estuvo estrechamente ligado a la práctica, por lo cual tenía un carácter  simpráxico;  vale decir que su significado se encuentra estrechamente ligado a la práctica concreta que paulatinamente comenzó a incluir un sistema de códigos suficiente para la comunicación, pero ligado durante mucho tiempo al plano de lo concreto, situacional. Esto dio lugar a que la palabra originaria tuviera un carácter difuso, que quedaba determinado a partir del contexto simpráxico.

Como producto del paso del tiempo y en un escenario social y cultural, el lenguaje le fue permitiendo al hombre emanciparse de lo concreto y de los límites de la experiencia sensorial para dar paso a lo racional  y formular determinadas generalizaciones y categorías. Esto estaría indicando el paso del lenguaje a un sistema sinsemántico, lo cual implica un sistema de signos de cuya relación emana el significado y que nos permite elevarnos al plano de la abstracción, aún en ausencia de la situación concreta.   “Se puede decir que sin el trabajo y el lenguaje en el hombre no se hubiera formado el pensamiento abstracto categorial” (Luria, 1995: 23). Como señala Engels, en las raíces de la primera palabra, como signo que designa un objeto, subyace la historia del trabajo, la acción con los objetos y la comunicación.

Dentro de esta teoría, la palabra  como célula del pensamiento, se torna en un elemento esencial del lenguaje que codifica nuestra experiencia. En el marco de la ontogénesis, que si bien recorre caminos diferentes a la filogénesis del lenguaje, la emancipación progresiva del contexto simpráxico,  da lugar al sistema sinsemántico de códigos. Es aquí donde la palabra se convierte en un signo autónomo que designa un objeto, una acción, una cualidad y más adelante una relación. Este papel designativo, es la principal función de la palabra. También denominada como referencia objetal, la palabra da la posibilidad de duplicar el mundo y permite operar mentalmente con objetos. La palabra implica una representación mental, con la que el hombre puede a voluntad dirigir su percepción, representación, su memoria y sus acciones.

En este mismo sentido, la palabra no sólo designa un objeto, una acción o una cualidad aislados;  la estructura semántica de la palabra es más compleja, en tanto que una palabra no posee un solo significado sino varios. La plurisignificación es la polisemia que exige una elección del significado necesario entre una serie de posibles, lo cual se define gracias a la situación, al contexto, al tono con el cual es dicho, a partir de los marcadores semánticos. Esta propiedad denotativa se diferencia de la connotativa que da lugar al significado asociativo.

La propiedad connotativa plantea que la palabra indica un objeto con la evocación de toda una serie de enlaces complementarios, por lo cual la palabra se torna en el eje de una red de imágenes evocadas por ella y ligadas a ella. Este concepto introduce la noción de campo semántico.

Pero la función más importante que juega la palabra es el “significado propiamente dicho” y que se designa bajo la forma de significado categorial o conceptual. La capacidad de la palabra no está dada sólo para reemplazar o representar objetos, o para provocar asociaciones parecidas, sino también para analizar los objetos, profundizar en las propiedades de los objetos, para abstraer y generalizar sus características. “La palabra no sólo reemplaza a la cosa sino que la analiza, introduce esta cosa en un sistema de complejos enlaces y relaciones” (Luria, 1995: 39). Esto es lo que Luria denomina significado categorial.

Al generalizar los objetos, la palabra se convierte en un instrumento de abstracción y generalización,  que es la operación más importante de la conciencia. Es decir, al  abstraer el rasgo característico y al generalizar el objeto, la palabra se convierte en instrumento del pensamiento y medio de la comunicación. La palabra no sólo refiere a un objeto determinado sino que analiza el sistema de relaciones y categorías en que entra ese objeto. En la función designativa del objeto, la palabra separa sus propiedades, lo coloca en las relaciones con otros objetos, y lo introduce en determinadas categorías.

Para Vigotsky (Luria, 1995: 56), la conciencia humana cambia su estructura semántica y sistémica. “…en cada etapa del desarrollo del niño la palabra, aun conservando la misma referencia objetal, adquiere nuevas estructuras semánticas, cambia y se enriquece el sistema de enlaces y de generalizaciones que están encerrados en ella, lo que quiere decir que el significado de la palabra se desarrolla”. En un primer momento el significado es de carácter afectivo, no constituye aun el significado objetivo de la palabra, sino más bien hace referencia al sentido afectivo que los objetos tienen en la vida del niño. Posteriormente, el papel principal lo juega la imagen directa, el rasgo concreto, o la función que cumple. Cabe aclarar que, en esta transición entre lo afectivo y la función que tiene el objeto, surge de nuestras investigaciones una instancia intermedia, que hemos denominado perceptiva. Luego de estos enlaces prácticos inmediatos o situaciones directas, esta estructura entra en un sistema de categorías enlazadas jerárquicamente y mutuamente subordinadas; dando lugar así al sistema categorial.

Todas estas conceptualizaciones en torno a la palabra y su significado, dentro del sistema de relaciones categoriales necesarias para el desarrollo y organización del pensamiento, constituyen el corpus teórico de nuestras acciones y  se encuentran en la esencia del Protocolo de Evaluación de Categorías Semánticas utilizado durante nuestras investigaciones.  Conociendo el nivel de desarrollo en categorías semánticas (NDCS), se puede inferir la forma de operar el pensamiento y  el nivel de procesamiento  de la información en el plano  de la abstracción.

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