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Historias sociales y su importancia en la intervención de personas con TEA

Las interacciones sociales resultan complejas para las personas con autismo, y cuando hacemos uso de la metodología tradicional para enseñar un comportamiento social, esta se ve influenciada por dos factores, el primero entender la lección o enunciado, y el segundo interpretar con precisión las claves sociales que participan en su presentación, algo que resulta ser muy complejo de comprender para estas personas.

"Toda mi vida me he preguntado por qué nunca pude 'entender' a la gente y por qué ellos tampoco 'me entienden' a mí". “Me gustaban los mapas y los ferrocarriles, y los otros niños se burlaban de mi falta de confianza a la hora de practicar deportes”. “Pero más adelante la interacción social se convirtió en una pesadilla. Siempre me pregunté por qué no podía entender las emociones de los otros y mostrar empatía” (Robert Greenall, 53 años).

Como seres humanos tenemos la capacidad de comprender los estados emocionales, mentales y afectivos de nuestros pares, lo que nos permite en primer lugar actuar de forma adecuada frente a distintas situaciones e inferir sentimientos e intenciones, de esta forma poder adecuar nuestra conducta social. Pero también existe un grupo de personas dentro de las que se encuentran, entre otras, las personas con trastorno del espectro autista (TEA), que manifiestan dificultades a la hora de interpretar estos estados emocionales, predecir acciones, intenciones y sentimientos de otros y de sí mismo, de descifrar aquellas conductas que podrían ser adecuadas o inadecuadas dependiendo del lugar donde se desenvuelven, y surge el cuestionamiento ¿Qué sucede con estas personas? ¿Cómo podríamos ayudarlos con estas dificultades?

Las investigaciones en el área de la cognición social (habilidades cognitivas necesarias para la interacción social) en personas con autismo han indicado que el impedimento social no es global, ya que algunas habilidades sociales permanecen intactas mientras que otras se ven gravemente afectadas por el trastorno.

Estas investigaciones parecen explicar, en parte, la efectividad de una metodología que data de los años 90 para enseñar el comportamiento social que se centra en las Historias Sociales, las experiencias exitosas que se han tenido con esta técnica muestran que algunas personas con autismo pueden estar más perjudicados en su capacidad de acceso a la información social que en su capacidad de comprenderla y responder apropiadamente a ella. Si bien se han observado excelentes resultados mediante su uso, hasta la fecha no hay datos empíricos de apoyo.

¿Qué son la Historias Sociales?

Las Historias Sociales son relatos breves que describen situaciones sociales utilizando términos de claves sociales relevantes y que a menudo definen respuestas apropiadas, frente a una situación determinada. Fueron creadas en 1991 por Carol Gray una profesora que trabajaba como asesora en las escuelas públicas de Jenison, Michigan. Esta profesora las creo basándose en la “Teoría de la Mente” que nos dice que: En las personas con TEA, hay un déficit en la capacidad de entender las intenciones ajenas. Esto les crea dificultades para desarrollar una conducta social adecuada.

Las personas con autismo parecen no comprender que las preguntas pueden ser usadas para obtener información de otros (Huring, Ensrud, & Tomblin, 1982, citado en Baron – Cohen, 1988), por lo tanto su acceso a la información es limitado. Esto aumenta la responsabilidad de los padres y profesionales de incluir las respuestas a las preguntas de quién, qué, cuándo, dónde y por qué, cuando se enseñan conductas sociales, esto permite además, ayudarles a entender que otros tienen información valiosa para ellos.

Las Historias Sociales son una buena vía de comunicación entre nuestras diferentes formas de entender la vida. Estas historias les aportan a las personas con autismo una guía necesaria mediante un lenguaje mínimo en connotaciones negativas, donde se les explica de forma clara y literal una situación social o emocional y donde se les indica la actitud adecuada que se espera de ellos socialmente, adaptando dicho escrito a la edad y comprensión de cada individuo. Estos guiones sociales le ayudarán a entender mejor el entorno en el que viven y también muchas de las intenciones ajenas que tan difícil se les hace captar.

Las interacciones sociales resultan complejas para las personas con autismo, y cuando hacemos uso de la metodología tradicional para enseñar un comportamiento social, esta se ve influenciada por dos factores, el primero entender la lección o enunciado, y el segundo interpretar con precisión las claves sociales que participan en su presentación, algo que resulta ser muy complejo de comprender para estas personas. Las Historias Sociales surgen en la búsqueda de minimizar las interacciones de instrucción que pueden ser confusas e intenta entregar un acceso directo a la información social.

Generalmente se utilizan Historias Sociales para anticipar un cambio en la rutina  o para familiarizar a la persona con un evento desconocido, pero también pueden ser de gran ayuda para la enseñanza de nuevas reglas, currículum académico, nuevos comportamientos y juicios. Aurora Garrigós autora de los libros “Historia de un Síndrome de Asperger” y “El día a día de un chico con Síndrome de Asperger” señala que las Historias Sociales pueden ser utilizadas cuando observamos que, después de darle una orden al niño no hace lo que esperamos que haga, o cuando coge una rabieta que es incomprensible para nosotros, ya que estas actitudes nos indican que algo está pasando.

Para que una Historia Social sea efectiva, es importante que quien la crea considere la visión que podría tener la persona para la que se escribe la historia, es como dicen ponerse en los zapatos del otro. Es necesario ser un buen observador y enfocarse en lo que el estudiante podría ver, oír y sentir en una situación determinada, describiendo de forma detallada y precisa lo que ocurre y por qué.

Por otra parte al realizar una historia social es importante considerar que se debe utilizar un tono positivo, claro y literal que en nada se parece a la forma que tenemos de expresarnos.

Carol Gray describe que es importante considerar que antes de realizar una Historia Social los padres y profesionales deben considerar la perspectiva y las habilidades de cada persona con autismo. Las personas encargadas de crear una Historia Social deben seguir pautas básicas. En la creación de Historias Sociales se deben incluir tres tipos básicos de oraciones: descriptivas, directivas y de perspectiva.

Las oraciones descriptivas explican lo que la gente hace en una situación dada y por qué. Las Historias Sociales a menudo comienzan con estas declaraciones para situarnos sobre el tema que se va a tratar. Es importante que la persona que crea la Historia Social sea objetiva sin asumir la reacción del observador.  Las oraciones directivas son declaraciones individualizadas de respuestas deseadas, es decir le decimos a la persona lo que tiene que hacer, se centran en lo que ésta debe hacer para tener éxito en una situación determinada. Es importante que el autor declare positivamente el comportamiento deseado. Por último las oraciones de perspectiva describen lo que puede pasar o cómo se podría sentir el niño o las demás personas involucradas en la situación.

“Escribir Historias Sociales es un arte, no una ciencia”, es lo que nos afirma Carol Gray. Si bien las directrices son útiles y nos sirven de guía, se han escrito e implementado muchas historias efectivas que se han desviado del formato sugerido, es por esto que resulta importante la comprensión individualizada del niño.

Existen tres principios que definen la filosofía de la Historia Social y que guían el desarrollo de cada historia:

  • Primero: Abandonar todos los supuestos
  • Segundo: Reconocer que el deterioro social en el autismo es compartido, con errores cometidos en todos los lados de la ecuación social
  • Tercero: Cuando las personas típicas interactúan con personas con autismo, ambas perspectivas son igualmente válidas y merecen respeto

Si la capacidad de un estudiante para obtener la información sobre su entorno se ve perjudicada, debemos entregar una información social precisa que pueda ser comprensible para la persona con autismo y la cual es la base de las Historias Sociales.

Debemos aprender a respetar el ritmo de aprendizaje de los niños, adecuarnos a sus necesidades, a no presionarles para que se adapten a un entorno que muchas veces resulta ser caótico e incomprensible, a entregar las ayudas necesarias y pertinentes, muchas veces como adultos somos la voz del niño que es incomprendido y juzgado por conductas que no sabe cómo expresarlas y manejarlas.

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