En un mundo donde la imagen y la perfección parecen serlo todo, la presión por “encajar” puede ser abrumadora, especialmente para quienes están formando su identidad. Sin embargo, la verdadera fortaleza de un adolescente no surge de la apariencia, sino del amor propio, la aceptación y el apoyo familiar.
La noticia del fallecimiento de Paloma Nicole, una adolescente mexicana de 14 años que perdió la vida tras una cirugía estética, estremeció no solo a México, sino también a otros países. Este caso, más allá de la tristeza y la indignación, nos invita a detenernos y preguntarnos: ¿qué necesitan hoy nuestros adolescentes para crecer seguros, valorándose y cuidándose?
En un mundo donde la imagen y la perfección parecen serlo todo, la presión por “encajar” puede ser abrumadora, especialmente para quienes están formando su identidad. Sin embargo, la verdadera fortaleza de un adolescente no surge de la apariencia, sino del amor propio, la aceptación y el apoyo familiar.
Educar desde la ética y la dignidad:
La crianza debe estar guiada por principios éticos sólidos y por el respeto a la dignidad de cada hijo. Ser padres implica reflexionar sobre lo que está bien y lo que está mal, y tener la humildad de reconocer nuestros propios errores para poder corregir el rumbo si es necesario.
No eduques desde la corrección constante:
No eduques a tus hijos como si estuvieran mal o equivocados y tuvieras que corregirlos todo el tiempo. La crianza no es una lucha de poder. Los adolescentes necesitan saber que su voz y sus emociones son válidas.
Evita demostrar que siempre tienes la razón:
No intentes convencerlos de que sabes más o que siempre tienes la razón. Escuchar y aprender juntos fortalece la relación y les muestra que nadie lo sabe todo, ni siquiera los adultos.
Construye confianza todos los días:
La confianza que te tengan tus hijos hará una gran diferencia en sus vidas. No te arriesgues a perderla por orgullo o imposición. Aunque el amor de los hijos suele ser incondicional, también pueden decepcionarse de nosotros. Por eso, cada día es una oportunidad para construir una relación basada en nuestros principios y en el respeto mutuo.
La educación no es improvisación:
No se vale educar al “ahí se va” o como se te ocurra en el momento. Ser padre o madre requiere estar informado, atento y dispuesto a aprender. Buscar ayuda profesional y educarse continuamente es una muestra de amor y responsabilidad.
Fomenta la autoestima desde lo cotidiano:
Celebra la autenticidad, reconoce los logros y los esfuerzos, y recuerda que el verdadero valor de una persona no está en su imagen, sino en la capacidad de amarse, de cuidar a los demás y de aportar algo bueno al mundo que la rodea.
Da el ejemplo:
Los adolescentes aprenden más de lo que ven que de lo que se les dice. Promueve una relación sana con el propio cuerpo y la autocrítica en casa. Enséñale que al final, lo que nos define es la huella de amor, empatía y generosidad que dejamos en quienes nos rodean, no el cuerpo que tenemos.
Recuerda que nunca es tarde para empezar:
Cada conversación, cada gesto de apoyo y cada límite puesto con amor pueden marcar la diferencia.
Este caso nos recuerda que el amor propio se cultiva día a día, y que el acompañamiento familiar es el mejor escudo ante las presiones externas. Educar en la aceptación, el autocuidado y la ética no solo protege a los adolescentes, sino que siembra esperanza para el futuro.
Como madres, padres y cuidadores, es fundamental preguntarnos cada día:
Educar con ética implica tener la humildad de detenernos, reflexionar y, si es necesario, cambiar el rumbo para ser mejores guías y acompañantes en la vida de nuestros hijos. El mejor legado que podemos dejarles es la certeza de que fueron educados con amor, principios y autenticidad.
Educar con ética y amor propio es sembrar en nuestros hijos la semilla de su verdadera fortaleza.
En Espacio Logopédico queremos acompañarte en el desarrollo de tus hijos. Si tienes dudas, consulta con nuestros especialistas para recibir la orientación que necesitas.
Referencias
Correo electrónico para consultas: 1raquelguerrero@gmail.com