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Pragmática y sintaxis. (parte VI)

7. El territorio.

El sociólogo canadiense Erving Goffman (1971) defendió el concepto de territorio para explicar algunos de los comportamientos de los seres humanos. Nuestro territorio comprende el cuerpo y sus diversas prolongaciones, tales como nuestros objetos o, incluso, nuestras conversaciones. Este fragmento de un Episodio Nacional de Galdós refleja cómo Narváez defendía su territorio corporal:

(27) Una mañana estuvo aquí un diputado andaluz, que es hombre graciosísimo. Fue en las Corte pasadas. De su nombre no me acuerdo, de su cara sí: alto, moreno, con patillas de boca de jacha, dientes muy blancos, y un decir ameno, con chiste en cada frase, y los ademanes tan sueltos y desahogados que ellos bastaran para hacer reír. Narváez se divirtió oyéndole contar cosas de la tierra: aquel día ceceaba como en su mocedad. El pobre granadino, viendo a su paisano tan gozoso y bromista, se fue del seguro y cometió la pifia de ponerle la mano en el hombro. Sentir la mano del andaluz en su hombro fue para don Ramón como sentir la picadura de una víbora. Volvióse, cogió con violencia la insolente mano, y echando lumbre por los ojos, le dio un fuerte estirón hacia abajo, diciendo: "(Esa mano en los calzones!" Quedóse el otro de una pieza. No volvió a soltar chistes, ni don Ramón se los hubiera reído aunque a chorros los echara. [B. Pérez Galdós (1902): Narváez, Madrid, Historia 16, 1995, 111]

Como acabamos de decir, el territorio de nuestra persona no se limita al cuerpo. Se incluye también un espacio a nuestro alrededor. Cuando, por ejemplo, entramos en un vagón de metro que está ocupado sólo por otra persona, evitamos sentarnos a su lado; buscamos un asiento alejado, un lugar que nos permita que no choquen nuestros dos territorios.
Pese a ello, los enfrentamientos territoriales son frecuentes. Amenazan nuestro territorio el espectador con quien compartimos el brazo de una butaca en el cine, los libros y apuntes de alguien que se sienta a nuestro lado en una biblioteca o las toallas de otra familia en la playa. En pocas palabras, es normal que sintamos que, si otro amplía su territorio, se ataca el nuestro.
Por otra parte, y simultáneamente, admitimos que, si alguien ya ha ocupado un territorio, tiene unos derechos adquiridos sobre él. Pensemos en el maletero de un vagón de tren. Una vez que alguien coloca sus bultos es difícil movérselos. Igualmente, si un estudiante extiende sus apuntes en la mesa de una biblioteca, nos costará que los recoja para dejar un hueco a los nuestros o, si en la playa consentimos que nos pongan cerca otra toalla, una vez extendida poco podremos hacer. Dos comportamientos, pues, se cruzan: defendemos nuestro territorio, pero respetamos el territorio de los demás una vez que lo han adquirido.
Dicho esto, podemos explicarnos muchos de los usos del verbo profundizar con un complemento argumental de lugar "en donde". Como hemos visto, los seres humanos sentimos como una amenaza la ampliación del territorio de los demás pero respetamos el terreno ya adquirido. En consecuencia, una forma de ampliar un espacio sin que nuestros congéneres se sientan amenazados es ir hacia abajo en nuestro propio territorio. Si un vecino cava en su campo no nos sentiremos amenazados, si corre los muros, sí. El verbo profundizar presenta una acción que en la realidad invade un territorio ajeno como una acción que no supera los límites establecidos. Volvamos al mercado laboral para comprenderlo mejor. Las reformas que disminuyen los derechos de los trabajadores se sienten como amenazadoras. Para evitarlo, una primera solución es referirse a una reforma del mercado laboral como algo que ya se ha comenzado a efectuar, esto es, un territorio ya ocupado y después presentar con un uso metafórico del verbo profundizar que este territorio no se amplía, que sólo se desciende en él sin variar los límites.

(28) a. El jefe del Ejecutivo cree que es necesario "profundizar en la reforma laboral" para alcanzar el objetivo del pleno empleo en esta década, tal y como prometió durante la pasada campaña electoral. [en El Mundo, 7-III-2001]


Otro ejemplo. Una ampliación del Concierto Económico del País Vasco se puede comprender por los ciudadanos españoles que no son vascos como un ataque a sus intereses, su pensamiento es que aquello que no paguen los ciudadanos vascos lo pagará el resto. Por ello, no extraña que la Vicelehendakari también profundice:

b. Zenarruzabeitia destacó que también había transmitido a Montoro su aspiración de "mantener, consolidar y profundizar" en el Concierto Económico, al tratarse de uno de los pilares básicos de nuestro autogobierno fiscal. [en Expansión Directo, 18-II-2001]


8. Conclusión
La concepción de la pragmática como perspectiva tiene como piedra angular la idea de elección. Desde este punto de partida la gramática no es sólo la estructura que permite levantar el edificio de una lengua, es también uno de los ámbitos de una lengua en los que el hablante puede elegir entre distintas opciones para comunicar lo que desea de una manera determinada. La elección de una forma lingüística u otra puede presentar unos mismos hechos como muy distintos a los ojos de nuestro interlocutor. En estas páginas nos hemos limitado a ver unos pocos ejemplos de un inmenso campo de estudio, tan amplio como la misma gramática.

 

Referencias

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GRACIELA REYES (1990) La pragmática lingüística, Barcelona, Montesinos.
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GRACIELA REYES, ELISA BAENA Y EDUARDO URIOS (2000) Ejercicios de pragmática I y II, Madrid, Arco/Libros.

© José Portolés. Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación 16, noviembre 2003. ISSN 1576-4737. Aparecerá en las actas del curso La sintaxis para el aula celebrado en Madrid, marzo de 2002.
http://www.ucm.es/info/circulo/no16/portoles.htm

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