El desarrollo psicomotor se valora por etapas, pero no siempre son las escalas de desarrollo las que llevan la razón, ya que cada niño puede adquirir los hitos a una edad y no por eso existir dificultades, si el desfase no es enorme. Se recomienda que no se hagan comparaciones con otros niños. Hay tendencia a comparar entre hermanos, así como con otros niños de la misma edad  cada niño lleva su propio desarrollo en función de diferentes circunstancias

Ana Marco del Rosal | 1/11/2014

 

Además si se observan escalas de desarrollo de diferentes autores, veremos que no son exactas.

 

 

A los 3 meses, el bebé:

-   No sonríe.

-   No fija la mirada.

-   No sostiene la cabeza.

 

A los 6 meses, el bebé:

-   No tiene intención de coger objetos.

-   No usa una de las dos manos.

 

A los 9 meses, el bebé:

-   No se mantiene sentado cuando lo colocamos.

-   No se interesa por tocar las cosas.

 

A los 12 meses, el bebé:

-   No es capaz de sostenerse de pie sujeto a algo (aunque no camine).

-   No explora nuevos juguetes.

 

A los 18 meses, el bebé:

-   No camina.

 

Además, se recomienda que no se hagan comparaciones con otros niños. Hay tendencia a comparar entre hermanos, así como con otros niños de la misma edad y como ya hemos destacado, cada niño lleva su propio desarrollo en función de diferentes circunstancias (como vimos en la primera parte de este tema). Incluso, debemos tener en cuenta que normalmente los niños adquieren hábitos del desarrollo psicomotor antes que las niñas siendo, inicialmente, más precoces en habilidades motrices.

 

Dificultades en el desarrollo psicomotor pueden ser causa o consecuencia de otras alteraciones. Por ello siempre que observemos, algo extraño, es bueno comentarlo con un especialista cuánto antes. De la misma manera, el pediatra, en las revisiones médicas periódicas, irá observando que todo esté en orden.

 

Cuándo acudamos a un especialista, alertados por el retraso en uno o varios hitos del desarrollo psicomotor, éste hará un examen exhaustivo de las habilidades psicomotrices del niño. Observando las ya adquiridas y las retrasadas, así como la predisposición para éstas últimas. Esto se realizará mediante una observación directa, pruebas estandarizadas y pruebas no estandarizadas, contando siempre con información de la familia.

 

Si se diagnostica un retraso o trastorno psicomotor (que como hemos dicho, puede ser aislado o causa o consecuencia de una patología mayor), se trabajará con el niño y su familia, cuanto antes, realizando una estimulación, siguiendo el orden de las adquisiciones evolutivas, de las habilidades retrasadas.

 

También se intentará buscar la causa de dicho retraso (en caso de no saberla y que éste no sea consecuencia de otra alteración), derivando a otros especialistas, incluso se es necesario.

 

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