Revisión bibliográfica Espacio Logopedico . | 1/04/2020

Ante la pandemia que aqueja al mundo (COVID-19) en varios países se ha tomado la medida de permanecer en casa para evitar contagios; sin embargo, nuestra salud mental también puede verse afectada por este confinamiento.

El aislamiento implica que hagamos un cambio en nuestra rutina. En primer lugar, tenemos que hacer un reajuste en nuestras relaciones sociales, lo cual puede derivar en sentimientos de tristeza y, o pérdida. Algunas personas pueden experimentar estrés, ansiedad, irritabilidad, miedo y confusión.

Si bien es cierto que todos reaccionamos de diferente manera, nuestro sentir será distinto si permanecemos en casa con una persona que está enferma, o si en nuestro hogar hay niños, si estamos solos, si continuamos trabajando desde casa, o si nos causa ansiedad estar en un espacio cerrado. No podemos dejar de mencionar que otros factores que influyen son la situación económica y laboral de cada uno, así como saber si en nuestro país se cuenta con los recursos necesarios para afrontar al Covid-19.

¿Cómo lograr tener una buena salud mental durante el confinamiento en casa?

Tenemos que estar concientes de que pese a todas las recomendaciones habrá días malos, de tristeza o mal humor, pues no es tarea fácil permanecer en cuarentena, sin embargo es vital tratar de mantener el optimismo y ser comprensivos con nuestros seres queridos para preservar nuestra salud mental.

• Gestiona los pensamientos intrusivos y catastróficos, es decir, trata de buscar pensamientos menos apocalípticos y cuando éstos aparezcan cuestiona su validez.
• Identifica tus emociones.
• Evita la sobreinformación. El exceso de información incrementa nuestras emociones negativas. Cerciórate de que la información que recibes sea de fuentes oficiales. Informarse sobre otros temas puede ayudar a disminuir la ansiedad.
• No contribuyas a propagar el miedo.
• Mantén una actitud positiva y objetiva.
• Mantener contacto con otras personas a través de videollamadas ayudará a hablar de otras cosas y reír.
• Generar rutinas en casa como cocinar, limpiar, jugar donde participen todos los miembros de la familia.
• Cuidar la higiene personal. Arreglarse como cualquier día ayudará a no deprimirse.
• Hacer ejercicio en casa y mantener una dieta equilibrada.
• Conectar con los vecinos desde la ventana.
• Apoyar a los enfermos y personal de sanidad con cartas de ánimo o aplausos.
• Respetar los espacios de los demás.
• Organizar actividades de manera que un día en casa no se parezca al anterior.

Estamos tan acostumbrados a vivir de prisa que para muchas personas resulta difícil saber qué hacer con el tiempo que antes no se tenía. Es un buen momento para reflexionar sobre lo que necesitamos verdaderamente.

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