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Evaluación del Retraso Inicial del Lenguaje; la intención comunicativa

Antes de comenzar a hablar los niños pequeños intentan comunicarse con las personas que le rodean, puede hacerlo de forma no verbal, verbal o ambas. La intención comunicativa se puede observar a través del rango de funciones comunicativas, la frecuencia de los actos de comunicación y las diferentes formas de comunicación que utiliza el pequeño (Paul, Norbury y Gosse, 2018).

La evaluación en niños pequeños en el periodo de la emergencia del lenguaje (18-35 meses de edad) ha representado un reto para los profesionales de la salud y la educación, lo que sabemos acerca del Retraso Inicial del lenguaje desde sus primeros estudios, de los resultados de investigaciones y de la propia experiencia de los profesionales involucrados, es que frente a este retraso es importante seguir las indicaciones basadas en fuentes de información confiables derivadas de investigaciones científicas cuidadosamente diseñadas. Esto contribuirá eventualmente a dejar de lado prácticas clínicas y educativas extremistas que pudieran comprometer el desarrollo integral de los niños pequeños con dificultades del lenguaje.

Sabemos que no todos los niños en este periodo necesitan ser referidos, para determinar cuáles son los pequeños que necesitan o no una evaluación más profunda, se debe considerar el juego y el desarrollo gestual, así como otros factores de importancia, por lo tanto, en este trabajo se revisará la evaluación de la intención comunicativa, ya que es un elemento esencial en el desarrollo del lenguaje.

El lenguaje requiere un grado adecuado de habilidades que comienzan su desarrollo en etapas anteriores, estas reciben diferentes nombres dependiendo del autor, por ejemplo, el periodo que antecede al de la emergencia del lenguaje se conoce de forma general como el periodo prelingüístico (cero a 12-18 meses), sin embargo, Paul, Norbury y Gosse (2018), desde una perspectiva del desarrollo hablan de un periodo prelingüístico no intencional (nacimiento a los ocho meses) y un periodo prelingüístico intencional (nueve a 18 meses). Por su parte, Bates et al (1997), hacen referencia a estos como; periodo perlocutivo, ilocutivo y posteriormente el locutivo.

Una de las habilidades previas que requieren ser evaluadas en niños pequeños en este rango de edad es la intención comunicativa, antes de comenzar a hablar los niños pequeños intentan comunicarse con las personas que le rodean, puede hacerlo de forma no verbal, verbal o ambas. La intención comunicativa se puede observar a través del rango de funciones comunicativas, la frecuencia de los actos de comunicación y las diferentes formas de comunicación que utiliza el pequeño (Paul, Norbury y Gosse, 2018).

Rango de funciones comunicativas

Las primeras manifestaciones que se deben evaluar son los protoimperativos y los protodeclarativos. Los primeros son usados para que el adulto haga o no haga algo, los usa por ejemplo; para solicitar objetos (generalmente fuera de su alcance), solicitar una acción (iniciar un juego), negación o propuesta (desaprobar algo que el adulto dijo o hizo). Los segundos (protodeclarativos) son utilizados para llamar la atención del adulto hacia cierto objeto, mostrar o señalar objetos, fotos u otros, con el propósito de establecer interacción social o atención conjunta (Paul, Norbury y Gosse, 2018). El más frecuente en los niños con desarrollo típico en este periodo es el “comentar” sobre objetos y acciones para establecer atención conjunta. En este sentido Carpenter et al. (1983), describieron la siguiente secuencia de adquisición en la intención comunicativa de niños entre 8-15 meses de edad; protesta, solicitar una acción, solicitar un objeto, comentar sobre una acción, comentar sobre un objeto y responder.

Después de los 18 meses se espera poder observar otras destrezas comunicativas llamadas “funciones del discurso” que dan cuenta de que el menor ha incorporado algunas reglas básicas de conversación a su repertorio comunicativo.

Frecuencia de estos actos de comunicación

Se espera que un niño de 18 meses de edad sea capaz de producir más o menos actos comunicativos por minutos, hacia los 24 meses se espera más de cinco actos por minutos (Chapman, 2000), se deben observar estos aspectos en una sesión de 15 minutos para poder observar el total de actos por minutos. Por ejemplo; si un niño de 18 meses produce menos de 10 actos comunicativos en una sesión de 15 minutos y si ese mismo comportamiento es reportado por los padres, se podría considerar un rango debajo de lo esperado para el menor. En el estudio de Rescorla y Merrin (1998) se analizó la intención comunicativa en niños con Retraso Inicial del Lenguaje concluyendo que éstos “son tan capaces como sus pares sin estas dificultades en iniciar la comunicación y mantener la atención conjunta, sin embargo, tienden a participar en estos actos frecuentemente menos que sus pares con desarrollo típico”

Formas de comunicación

La forma en que los pequeños se comunican se va haciendo cada vez más sofisticada, de acuerdo a Chapman (2000), esto sigue una progresión, primero hay predominancia de los medios gestuales de comunicación (8 a 12 meses), posterior a este los gestos son combinados con palabras (12 - 18 meses) y por último palabras convencionales o combinación de palabras son usados con mucha frecuencia para expresar un rango de intenciones (18-24 meses). En niños con Retraso Inicial del Lenguaje se ha encontrado que depende más del uso de vocalizaciones, gestos y combinación oral y de gesto, es decir, utilizan significativamente más gestos, ya sea solo o en combinación con vocalizaciones que sus pares sin este retraso (Rescorla y Merrin, 1998).

Conclusiones

La intención comunicativa es un aspecto muy relevante que debe ser observado y valorado por el especialista del lenguaje a fin de lograr una visión más integral de las dificultades que está presentando el niño. Ante desarrollo lento o ausencia total del lenguaje serán las funciones comunicativas, su frecuencia y la modalidad de éstas las que den cuenta de la forma en que el menor logra satisfacer sus necesidades, también contribuirán a determinar si este retraso obedece a otras condiciones del desarrollo que comparten la afectación en el área del lenguaje.

 

Referencias

Bates, E., Benigni, L., Bretherton, I., Camaioni, L., & Volterra, V. (1977). From gesture to the first word: on cognitive and social prerequisites. En L. Lewis and L. Rosenblum (Eds.), Interaction, conversation and communication in infancy (pp. 247-307). John Wiley.

Carpenter, R. L., Mastergeorge, A. M. y Coggins, T. E. (1983). The Acquisition of Communicative Intentions in Infants Eight to Fifteen Months of Age. 26 (2).

https://doi.org/10.1177/002383098302600201

Chapman, R. S. (2000).Children’s Language Learning: An Interactionist Perspective. Journal of Child Psychology and Psychiatry. 41 (1), 33–54. https://doi.org/10.1111/1469-7610.00548

Paul, R., Norbury, C. & Gosse C. (2018). Language disorders from infancy through adolescence: listening, speaking, reading, writing, and communicating (5ta ed.). Elsevier;

Rescorla, L., & Merrin, L. (1998). Communicative intent in late-talking toddlers. Applied Psycholinguistics, 19(3), 393–414. https://doi.org/10.1017/s0142716400010237

Volterra, V., Caselli, M., Capirci, O. y Pizzuto, E. (2005). Gesture and the Emergence and Development of Language. En M. Tomasello y Dan Isaac Slobin (Ed.), Beyond Nature - Nurture Essays in Honor of Elizabeth Bates (pp. 3–40). Lawrence Erlbaum Associates, Publishers.

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