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Alteraciones perceptivas y práxicas en pacientes con TCE: relevancia en las actividades de la vida diaria. (Parte III)

La descripción de los déficits visuo-perceptivos está dividida en un gran número de categorías: negligencia unilateral espacial, ceguera cortical, alteraciones en la percepción del color, agnosia visual, alteraciones visuo-espaciales, déficits de las funciones de análisis visual y desórdenes en la síntesis visual, entre otros.
Desde una perspectiva operativa, en relación a las bases teóricas anteriormente expuestas, podrían describirse tres fases generales en la realización con una actividad aprendida(27):

. Ideación, formación del concepto/idea para saber lo que hay que hacer.

. Plan motor, organización de la secuencia de movimientos necesarios para realizar la tarea/actividad.

. Ejecución, acto de llevar a cabo la secuencia de movimientos planeados previamente de manera correcta.

Cuando se demanda a una persona que ejecute un gesto debe recordar en primer lugar su configuración general y luego ha de ser capaz de transformar esta configuración en un patrón bien coordinado de órdenes que han de transmitirse a los centros ejecutivos motores. Este conjunto de órdenes que permiten la consecución del gesto adecuado se conoce como programa motor y determina la correcta posición, orientación y precisión del movimiento funcional. Una vez que los programas motores se aprenden y automatizan, quedan consolidados como engramas motores en la memoria y activan redes de procesamiento que implican al lóbulo parietal izquierdo como engramas visuocinestésicos. Asimismo, junto al concepto de programa motor único y específico es necesario destacar el término esquema de acción para hacer referencia más global al conjunto de componentes sensoriomotores de la secuencia de una actividad .

Cada esquema estaría formado por varios subesquemas y, a su vez, el conjunto de secuencias de cada subesquema se activaría cuando es necesario realizar una actividad y lograr un objetivo. Por ejemplo: la tarea de preparar un café (esquema de acción) requiere de la activación de diversos subesquemas tales como: llenar la cafetera con agua, añadir el café, encender el fuego, esperar a que hierva, elegir una taza…

Por lo tanto, la repetición de un patrón motor al llevar a cabo una actividad, permite que se consolide este esquema motor (esquema de acción), así como los patrones de movimiento normal que constituyen el punto de partida del movimiento funcional y la actividad gestual (27).

Características clínicas e implicaciones funcionales de los déficits perceptivos y práxicos: clasificación.

La descripción de los déficits visuo-perceptivos está dividida en un gran número de categorías: negligencia unilateral espacial, ceguera cortical, alteraciones en la percepción del color, agnosia visual, alteraciones visuo-espaciales, déficits de las funciones de análisis visual y desórdenes en la síntesis visual, entre otros. Todos estos problemas presentan una relación directa con la interpretación del estímulo visual y aunque cada uno de estos términos representan síntomas reconocidos por sus diferentes autores, hay que recordar que no existen límites claramente establecidos en todos los déficits.(28)

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