Noraida Garbizo Flores | 15/10/2015

Introducción 

Arribar a la Educación Superior, se convierte en una  aspiración de cientos de jóvenes que sueñan en convertirse en futuros profesionales. Es precisamente la juventud una etapa de florecimiento y renacer donde la actividad del joven se organiza en torno a objetivos y metas que brindan significado a su vida y se convierten en elementos dinamizadores de su conducta.

Razón por la cual la educación deviene una de las funciones fundamentales de la sociedad. Su  papel  en la formación del hombre ha estado presente en el propio devenir histórico de la humanidad,  por  constituir un medio fundamental para la transmisión y asimilación de la experiencia de generaciones anteriores. Al respecto, el filósofo alemán, I Kant, expresaba que: “la educación es el desarrollo en el hombre de toda la perfección de que su naturaleza es capaz, tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él” (citado en, Bombino. L, 2004, p.54).

En correspondencia con esta idea, irrumpir en el estudio  de la educación y su influencia en la formación del hombre en los marcos de la sociedad donde este se desarrolla, como sujeto activo y transformador, ha suscitando especial interés en la Pedagogía y otras ciencias; por lo que el ideal de hombre que se desea formar y la responsabilidad de la educación en la consecución de tales propósitos, ha originado múltiples acercamientos en el camino de brindar respuesta a tal desafío. 

De acuerdo a lo expresado, podemos reconocer que en el transcurso del desarrollo social, al significar el valor de la educación del hombre se esboza la necesidad  de desarrollar tareas de carácter educativo, para lograr el resultado que demanda la educación: un hombre preparado para realizarse en la sociedad, independiente, íntegro y portador de los valores que lo dignifiquen como ser humano. Desde esta perspectiva se enfatiza en la necesidad de preparar al hombre para vivir en colectivo, de manera auténtica, responsable y portador de toda la riqueza cultural. 

Cuando se reflexiona con profundidad en el tema, un reto que nos devela la formación del joven universitario, está dado en la necesidad  de desarrollar un proceso de trabajo educativo que trascienda la transformación de las personas en el ámbito escolar, teniendo en cuenta que el propósito educativo no se cumple sino socialmente (D´Angelo, 2001).

En tal sentido, es intención de las autoras, reflexionar en torno  a la  significación del trabajo educativo que se desarrolla en las universidades y su impacto en la formación  profesional- personal – social del joven universitario, de manera que egrese de la Educación Superior dotado de conocimientos, valores, actitudes y modos de actuación que le permitan enfrentar los derroteros de su vida profesional –social.

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