Es importante señalarque la evaluación de los programas de educación emocionales compleja, sin embargo, como cualquier acción orientadora es necesaria porque nos permite entender cómo se ha desarrollo y los cambios que ha producido en las personas (padres de familia) que han participado con la finalidad de establecer mejoras en el mismo. (Alvarez,2001)
La metodología nos señala el camino, nos indica de qué manera los participantes van a adquirir los contenidos (conocimientos, habilidades y actitudes), para que cumplan con los objetivos que nos permitan desarrollar las competencias emocionales en los padres de familiar. La metodología responde a la pregunta ¿Cómo enseñar? Por tanto, aquí hablamos de estrategias y técnicas vivenciales que posibiliten la realización de un taller participativo.
Todo facilitador debe saber en cada momento cómo se va avanzando el taller en el transcurso del día y de su período de duración. Para ello debe estar atento a los aspectos (organización, el manejo de recursos, o pautas de interacción) del grupo de padres; es decir, la evaluación es continua.
Además de las evaluaciones, debe generarse un espacio en el cual los participantes puedan hacer sus sugerencias y recomendaciones, para la mejora del taller.
4. Metodología
Este manual está pensado para el trabajar un programa de inteligencia emocional con padres de diferentes edades o niveles educativos en la modalidad de taller formativo. Es evidente que los orientadores, tutores o docentes con un conocimiento sobre tema podrán seguir las actividades del manual adaptándola al contexto y a las características de sus grupos familiares. Al mismo tiempo es relevante que podamos relacionar este programa con otros programas o proyectos de orientación psicopedagógica que se estén implementando en la comunidad educativa desde una mirada integral
La metodología a utilizar ha de ser fundamentalmente activa, participativa, y abierta a considerar aquella problemática particular de cada participante. Tomarla como patrón para abordar el propósito que se busca en cada sesión. Para ello, se debe generar un clima que permita el debate y el diálogo sobre las diferentes ideas que existen en el taller, promoviendo la interacción entre los compañeros mediante momentos de trabajo individual y grupal.
4.1 Pasos para enseñar las competencias emocionales mediante las técnicas vivenciales:
1. Información: el facilitador explica brevemente como se realizará la actividad considerando el conocimiento previo de los padres de familia.
2. Modelado o ejemplos: en caso que sea necesario el facilitador puede servir de modelo o ejemplificar la actividad vivencial.
3. Desarrollo: el facilitador observa cómo los padres realizan las actividades, y al mismo tiempo efectúa un seguimiento de las mismas.
4. Retroalimentación, y cierre: el facilitador apoya con sugerencias en las actividades individuales y grupales, así como se revisa los aprendizajes que se lograron en el taller y las posibles tareas a realizar en el hogar.
El manual está estructurado en dos apartados de estrategias de aprendizaje. El primer apartado, es un preámbulo al tema con 5 técnicas grupales con la finalidad de dar a conocer el tema los padres de familia. El segundo apartado está constituido por 10 técnicas grupales que corresponden a cada una de las competencias emocionales (personales y sociales) según el modelo de inteligencia emocional de Goleman. No se propone como un listado rígido, sino como una propuesta abierta que invita a elegir o trasformar creativamente las dinámicas grupales acorde al contexto considerando los tiempos y espacios para realizar el taller.
5. Evaluación
El taller de formación se cierra con la evaluación. Con ella queremos verificar si los objetivos de aprendizaje se han cumplido. Es decir, necesitamos saber si las personas participantes han aprendido. La evaluación involucra cuatro instancias: las personas facilitadoras, las personas participantes, el proceso de formación y la logística.
Por otra parte, en relación con la evaluación de las personas participantes, en un taller podemos evaluar varias categorías:
• La adquisición de conocimientos.
• La adquisición de competencias o habilidades.
• Los cambios de actitudes y comportamientos.
Es importante señalar que la evaluación de los programas de educación emocional es compleja, sin embargo, como cualquier acción orientadora es necesaria porque nos permite entender cómo se ha desarrollo y los cambios que ha producido en las personas (padres de familia) que han participado con la finalidad de establecer mejoras en el mismo. (Alvarez,2001)
En la modalidad de taller es importante valorar desde una mirada sistémica varios elementos de taller como totalidad, dentro de un proceso continuo y no una acción puntual llevada a cabo al finalizar el taller.
La evaluación correspondería a tres momentos:
1. Antes: el manual en cuanto tal, es decir, considerar las adaptaciones necesarias acorde a nuestro contexto de intervención, se sugiere realizar un plan de acción de lo que queremos poner en marcha y así asegurarnos que las condiciones para su implementación sean óptimas.
2. Durante: seguimiento y evaluación del proceso: es substancial propiciar un ambiente en el cual las personas participantes se sientan con libertad para expresarse abiertamente sobre los diversos aspectos del taller para detectar las fallas y aspectos a corregir. Al mismo tiempo es relevante valorar al finalizar cada una de las actividades vivenciales el logro de los objetivos propuestos.
3. Después valoramos los resultados mediante una escala de estimación final, que aprecia cada uno de los elementos del taller (objetivos, contenidos, materiales, facilitador el grupo y la institución) para identificar los logros o debilidades en la implementación del mismo, que nos permitan vislumbrar acciones de mejora en los futuros talleres (Velaz de Medrano,1998).
La evaluación del taller es necesaria para:
a) Comprobar si la tarea del facilitador está dando respuesta a las necesidades de orientación emocional de los padres.
b) Valorar el proceso de autoorientación grupal e individual, como proceso vivencial y reflexivo para desarrollar las competencias emocionales, que permitan la generación de climas de convivencia positiva en los diferentes subsistemas familiares.
c) Estimar si los objetivos son adecuados, y si las estrategias o actividades propuestas nos permitirán desarrollar las competencias emocionales planteadas en esos objetivos.
5.1 Técnicas de evaluación:
En este apartado sugerimos de forma general algunas técnicas posibles para implementar la evaluación acorde a los tres momentos antes mencionados, para consolidar la tarea del facilitador
1. Apreciar los conocimientos previos de los participantes a través de plenarias o el trabajo en grupo con técnicas tales como: como lluvia de ideas, mapas mentales, Phillips 66, priorización. entre otras.
2. Análisis de las actividades realizadas durante en taller mediante la observación (registro o escalas).
3. Nos interesa saber si la estrategia didáctica fue adecuada y sobre todo como se puede mejorar en futuros talleres (escala de estimación final).
Las Técnicas grupales como metodologías participativas conforman procesos de aprendizaje, que permiten encadenar los conocimientos a la práctica. Son técnicas de grupo que fomentan la comunicación para fortalecer la cohesión y las relaciones interpersonales en los padres de familia, con el propósito de facilitar que ser participantes activos y no solo receptores de información
Por otro lado, el impacto que representa el trabajo grupal en las actividades preventivas y de desarrollo de la orientación educativa familiar, a través un clima de armonía y respeto, convierte esta estrategia (con apoyo de las técnicas) en un medio apropiado para el desenvolvimiento de las competencias emocionales necesarias para una convivencia familiar positiva.
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