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Habilidades básicas para el aprendizaje de la escritura. ¿Desde cuándo inicia este proceso? (Parte I)

En este artículo se hará mención a las áreas necesarias del desarrollo para el óptimo aprendizaje de la escritura, incluyendo todos sus componentes visto desde la óptica de la Terapia Ocupacional. También los procesos del neurodesarrollo y cómo estos forman parte del conjunto de habilidades básicas para que posteriormente el niño logre el aprendizaje de la escritura.

Jorge Martínez | 15/04/2021

Introducción

Desde que estamos en el vientre materno se van sentando las bases para el aprendizaje de la escritura, la formación del sistema nervioso central en la tercera semana de vida intrauterina y luego la activación de todas sus estructuras, necesarias para el desarrollo psicomotor. Los sistemas sensoriales también se forman y activan su funcionamiento desde el vientre materno, el sistema táctil, vestibular y propioceptivo; los cuales juegan un papel importante en el desarrollo de las habilidades básicas para el aprendizaje de la escritura. Otros procesos que ocurren luego de la activación refleja primitiva son los movimientos voluntarios como levantar la cabeza en contra de la gravedad, voltearse de supino a prono, tomar un objeto con ambas manos y llevarlo a la boca, gatear, buscar objetos, ponerse de pie, organizar, planear y anticipar un movimiento; todas estas funciones forman parte de las actividades básicas para el control postural, la coordinación de manos, el seguimiento visual, entre otras; que más tarde serán utilizadas para la escritura.

En preescolar se le exige al niño ciertas habilidades básicas para la ejecución de actividades en posición sedente como colorear, rasgar, punzar, recortar, copiar, trazos, entre otras, para luego entrar al mundo del aprendizaje de la escritura.

En este artículo se hará mención a las áreas necesarias del desarrollo para el óptimo aprendizaje de la escritura, incluyendo todos sus componentes visto desde la óptica de la Terapia Ocupacional. También los procesos del neurodesarrollo y cómo estos forman parte del conjunto de habilidades básicas para que posteriormente el niño logre el aprendizaje de la escritura.

Desde el vientre

El aprendizaje en contexto general depende de varios factores, incluyendo la madurez del sistema nervioso central, la formación de estructuras que permiten el desarrollo de habilidades cognitivas, motoras, sensoriales, lenguaje y socioafectivas; y el contexto en el cual se desenvuelve el individuo incluyendo la familia, las posibilidades socioeconómicas, alimentación, educación y la salud.

A lo largo del periodo embrionario y fetal, el desarrollo del sistema nervioso va progresivamente integrando el genómico con los ambientes intrauterino y extrauterino (Basso, 2016, p. 20).

Desde el vientre materno luego que ocurre la fecundación se da la formación del sistema nervioso central a la tercera semana de gestación, donde se forman las estructuras que permiten el paso de información de las extremidades a la corteza cerebral para que estas sean procesadas y de la corteza cerebral a las extremidades para dar una acción.

No hay fenómeno motor sin que previamente medie un proceso sensitivo que lo origina; de allí la denominación más real de proceso sensoriomotor (Basso, 2016, p. 34).

La formación de los sistemas sensoriales se da de manera temprana desde el periodo intrauterino, el sistema táctil en la región peri bucal y bucal, son las primeras en formarse a la octava semana, luego el sistema táctil en todo el cuerpo a las veinte semanas junto con el sistema propioceptivo. El sistema táctil tiene funciones importantes como el vínculo afectivo, la actividad refleja y la coordinación de las manos. El sistema propioceptivo se encarga de la regulación del tono muscular, esquema corporal y coordinación motriz. El sistema vestibular tiene su formación completa a las veinticinco semanas de gestación, junto con la audición, dando respuestas al sonido realizando movimientos bruscos intraútero, lo cual es sinónimo de una adecuada funcionalidad. De ahí la importancia que las embarazadas en esta etapa no asistan a lugares con sonidos muy fuertes como cines y discotecas, porque el sonido viaja más rápido en un medio acuoso (líquido amniótico) que en el aire, lo cual intensifica la frecuencia del sonido y se puede ver afectada las estructuras auditivas del bebé. El sistema sensorial vestibular tiene funciones específicas para el aprendizaje como el equilibrio, la coordinación, el control postural y está implicado en la fijación visual cuando la cabeza está en movimiento, habilidad importante para la escritura.

El proceso de formación del cerebro durante la fase prenatal es fundamental, ya que su adecuado modelamiento facilita el normal desarrollo cognitivo del niño (Portellana, 2018. p. 48).

Cualquier factor adverso que afecte estas etapas del neurodesarrollo va influir negativamente en las habilidades mentales, como atención, concentración, organización, planificación, resolución de problemas, flexibilidad cognitiva, adaptación, cognición social y habilidades matemáticas. De ahí la importancia del cuidado embrionario y fetal a través del monitoreo mensual y estar pendiente de cualquier cambio que pueda ocurrir. Evitar la ingesta de alcohol, tabaco, u otra sustancia que pueda ser de riesgo para el feto, mantener una alimentación balanceada y brindar una estimulación prenatal adecuada.

Nacimiento

Cuando el bebé nace tiene un cerebro maleable el cual le permite adaptarse al ambiente extrauterino, pero a pesar de esta maleabilidad debemos de cuidarlo de factores externos que puedan dañarlo. El recién nacido depende de los cuidados de los padres y de la activación refleja primitiva para buscar la fuente de alimento a través del pecho de mamá.

Luego de la apoptosis o muerte celular programada, se da origen a nuevas conexiones nerviosas que junto a la plasticidad neuronal, establecen nuevos aprendizajes mediante estímulos brindados por el entorno, aumenta la cantidad de sinapsis y se van dando de manera consecutiva y progresiva los hitos del desarrollo motor, cognitivo, comunicativo y social afectivo.

Fase Refleja

Los reflejos primitivos del recién nacido forman parte de la representación gráfica de la madurez del sistema nervioso central, por ende; forman parte importante del aprendizaje, por ejemplo: el reflejo tónico cervical asimétrico, da las primeras bases de especialización hemisféricas (hemisferio derecho y hemisferio izquierdo) que están relacionada a la coordinación bilateral del cuerpo, dominancia lateral, orientación espacial que luego formaran parte del proceso de escritura en cuanto a la direccionalidad de las letras, ubicación de las letras en un espacio, entre otras. A través de este reflejo es la primera vez que el bebé de manera involuntaria se mira las manos y brinda las bases de la coordinación viso manual que no es más que la capacidad de realizar movimientos finos de la mano guiados por la vista responsable del copiado.

Por lo tanto, la comprensión de la influencia de los patrones de reflejos primitivos en el comportamiento ayuda a explicar el por qué un bebé o niño puede estar experimentando dificultades, y es un indicador de la maduración del neurodesarrollo (Mulligan, 2006. p. 116)

Así de manera gradual si analizamos cada reflejo primitivo tiene su funcionalidad en las habilidades básicas para el aprendizaje de la escritura que ocurrirán más adelante.

Desarrollo Motor

El desarrollo motor en el primer año de vida juega un papel importante en las habilidades básicas para el aprendizaje de la escritura, la activación del tono muscular extensor que permite al bebé levantar la cabeza en contra de la gravedad, se apoye en el codo y las manos, fijando el hombro, bloqueando el codo y las muñecas para hacer una extensión del tronco y levantar la cabeza.

Lo mismo ocurre con las piernas las cuales pasan de movimientos involuntarios e incoordinados a movimientos coordinados, los cuales son necesarios para ubicarse en cuatro puntos y realizar movimientos asimétricos y voluntarios para el gateo.

El comportamiento sensoriomotor apoya su aprendizaje y, para los bebés y niños pequeños, representa la forma principal en la que nos comunican qué es lo que saben y necesitan (Mulligan, 2006. p. 115).

Esto sustenta la importancia del juego sensoriomotor en edades tempranas del neurodesarrollo lo cual va crear engramas mentales sobre el procesamiento de información sensorial y su uso para el desarrollo de habilidades motoras, las cuales se traducen en aprendizaje.

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