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Neurodesarrollo y educación (Parte I)

El desarrollo infantil es un proceso continuo y único de cada niño, el cual se sustenta en su base biológica, psicológica y social. Los primeros años de vida constituyen una etapa importante en el desarrollo del niño, pues se van configurando las habilidades perceptivas, motrices, cognitivas, lingüísticas y sociales que posibilitarán una equilibrada interacción con su entorno social.   Es de suma importancia no solo considerar la herencia genética sino también que durante la gestación las mujeres deben preocuparse por brindarles a sus hijos una buena nutrición, pues así aseguran el adecuado desarrollo del pequeño.

Palabras Claves: Neurodesarrollo, aprendizaje, educación.

Olga María Arango | 15/04/2019

Introducción

Los primeros años de vida en el ser humano constituyen una etapa con características propias cuyas problemáticas se analizan vinculadas al desarrollo ulterior del sujeto; es durante la primera infancia cuando se asimilan conocimientos, habilidades y hábitos; además, se forman capacidades y cualidades volitivo-morales que en el pasado se consideraba que solo se podrían alcanzar en edades mayores.

En la actualidad, un aspecto que ha cobrado mucha importancia por su sólida base científica es el hecho que el neurodesarrollo exitoso tiene estrecha relación no solo con la genética, sino también con el ambiente de estimulación y afectividad que rodea al niño, los cuales influyen decisivamente en la mayor producción de sinapsis neuronales, lo cual implica, a su vez, en la mayor integración de las funciones cerebrales.

Gonzalo Franco, pediatra y director del Centro Colombiano de Nutrición Integral Cecni, asegura que “diversos estudios señalan que los sobrevivientes de desnutrición grave demuestran deficiencias no solo en el desarrollo psicomotor, sino en muchos campos que incluyen lenguaje y audición, conducta social e interacción, habilidad para resolver problemas, coordinación ojo-mano, capacidad de categorización, integración intersensorial, competencia en la percepción visual, disminución de las habilidades motoras, bajo coeficiente intelectual y deficiente desempeño escolar”. (Franco, 2011)

NEURODESARROLLO

Neurodesarrollo es el proceso de evolución y crecimiento del sistema nervioso, y del cerebro específicamente; desde el cigoto, hasta la muerte, el cerebro va cambiando de manera paulatina, y constante, atravesando muchos estados que se irán caracterizando por algunos elementos comunes y también diferentes.

La comprensión de la función del cerebro ha mejorado significativamente a través de los años, en donde se intenta investigar la relación que existe entre desarrollo cognitivo y el del cerebro; ayudándonos a crear un contexto más correcto para el estudio y la investigación de los trastornos del neurodesarrollo y así acceder este conocimiento en mejorar los diagnósticos y las intervenciones posteriores.

Los genes y el entorno en el que se desarrolla el individuo, influyen en el desarrollo de manera conjunta, sin embargo, el grado de participación de cada uno parece variar según la etapa del desarrollo en la que nos encontremos.  Así, durante el desarrollo embrionario, la principal influencia proviene de la genética, en este periodo, los genes determinarán la adecuada formación y organización de los circuitos cerebrales. Tanto los asociados con funciones vitales (tronco encefálico, tálamo,), como aquellos que constituyen las áreas corticales cerebrales (áreas sensitivas, motoras).

A través de numerosísimos estudios se sabe que el neurodesarrollo continúa hasta el final de la adolescencia o adultez temprana. No obstante, el bebé ya nace con un cerebro sorprendentemente desarrollado en su organización.

Casi todas las neuronas se crean antes del nacimiento, con excepción de algunos núcleos neuronales concretos. Además, surgen en una parte del cerebro distinta a su residencia final, más adelante, las neuronas deberán desplazarse a través del cerebro para colocarse en el lugar que les corresponde. Este proceso se llama migración, y está genéticamente programado.

Si hay fallos en este periodo, es posible que surjan trastornos del neurodesarrollo como la agenesia del cuerpo calloso o lisencefalia. Aunque también se ha asociado con trastornos como la esquizofrenia o el autismo.

El entorno comienza a ejercer sus efectos una vez que el bebé nace. A partir de ese momento, el individuo se expondrá a un ambiente demandante que modificará parte de sus redes neuronales.

El neurodesarrollo es un proceso con lento crecimiento continuado, pero no seguido, salpicado con periodos breves de grandes cambios. Conocer estos periodos es importante debido a que la conducta del niño se verá limitada por el nivel de desarrollo en que se encuentre, la distancia entre el nivel global de desarrollo de una persona y el nivel potencial que debería presentar:

  • Separar el neurodesarrollo del lugar donde se habita es un gravísimo error; la interacción entre la genética y el ambiente es una piedra angular del desarrollo, en una doble dirección, que va desde el programa genético que determina el desarrollo de los circuitos neuronales, y hasta la determinación que establece la experiencia y el ambiente.
  • Observar distintos momentos de desarrollo tanto en las diferentes regiones cerebrales como en las habilidades cognitivas, conductuales y emocionales. Es importante conocer que el desarrollo de los procesos cognitivos no depende solo de la maduración de regiones cerebrales específicas, sino también de la maduración de las conexiones entre ellas.

 

Neurodesarrollo y Aparición de Habilidades

A medida que nuestro neurodesarrollo avanza, nuestras capacidades van progresando, y nuestro repertorio de conductas cada vez se va volviendo más amplio.

 

  • Autonomía motora

Los 3 primeros años de vida van a ser fundamentales para alcanzar el dominio de las habilidades motoras voluntarias. El movimiento es tan importante que las células que lo regulan se distribuyen ampliamente por todo el sistema nervioso. Aproximadamente la mitad de las células nerviosas de un cerebro desarrollado se dedica a planificar y coordinar los movimientos.

Un recién nacido sólo presentará reflejos motores de succión, búsqueda, prensión, de moro, etc. A las 6 semanas, el bebé ya podrá seguir objetos con la vista. A los 3 meses puede sostener la cabeza, controlar voluntariamente el agarre y el chupeteo. Mientras que, a los 9 meses, podrá sentarse solo, gatear y tomar objetos. Al alcanzar los 3 años, el niño ya podrá caminar solo, correr, saltar, y subir y bajar escaleras. También será capaz de controlar los esfínteres, y expresar sus primeras palabras. Además, ya comienza a observarse la preferencia manual. Es decir, si es diestro o zurdo.

  • Neurodesarrollo del lenguaje

Después de un desarrollo tan acelerado desde el nacimiento hasta los 3 años, el progreso se empieza a enlentecer hasta los 10 años. Mientras, se siguen creando nuevos circuitos neuronales y mielinizándose más áreas.  Durante esos años, se comienza a desarrollar el lenguaje para comprender el mundo exterior y construir el pensamiento y relacionarse con los demás.

De los 3 a los 6 años se produce una importante ampliación del vocabulario, en estos años, se pasa de unas 100 palabras a unas 2000. Mientras que de los 6 a los 10, se va desarrollando el pensamiento formal. A pesar de que la estimulación ambiental es fundamental para un correcto desarrollo del lenguaje, la adquisición del lenguaje se debe a la maduración cerebral.

  • Neurodesarrollo de la identidad

Desde los 10 años hasta los 20, se producen importantes cambios en el cuerpo. Así como cambios psicológicos, de autonomía y relaciones sociales. Las bases de este proceso están en la adolescencia, que se caracteriza principalmente por la maduración sexual provocada por el hipotálamo. Las hormonas sexuales comenzarán a segregarse, influyendo en el desarrollo de caracteres sexuales.

De igual manera, se va definiendo poco a poco la personalidad y la identidad, algo que puede continuar prácticamente durante toda la vida.  Durante estos años, las redes neuronales se reorganizan y muchas siguen mielinizándose.

El área cerebral que se termina de desarrollar en esta fase es la región prefrontal. Ésta es la que nos ayuda a tomar buenas decisiones, planificar, analizar, reflexionar y frenar impulsos o emociones inadecuadas.

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