La dislexia representa un desafío significativo en la adquisición de la lectura y escritura. Los niños con dislexia tienen una forma distinta de pensar y percibir su entorno. Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aproximadamente el 17% de todos los niños en el mundo presentan dislexia.
Si nos ponemos en el lugar de los niños y empatizamos con sus temores y frustraciones entenderemos que no lloran o se equivocan para molestarnos, y podremos comprender que sus problemas emocionales no son solamente por sus trastornos de lenguaje, sino por el modo en que nosotros manejamos sus dificultades.
Fortalecer nuestra labor como padres se logra estando presentes, escuchándolos y prestando atención a lo que ocurre en sus vidas, comenzando por nuestras interacciones cotidianas. Al estar atentos, podemos detectar sus desafíos y guiarlos con fortaleza y amor.
Los niños aprenden de lo que ven. Como padres, tenemos la responsabilidad de mostrarles con nuestro comportamiento lo que significa vivir con integridad, bondad y respeto hacia los demás. No podemos programar a nuestros hijos como si fueran computadoras, dictándoles una lista de valores y esperanzados en que simplemente los incorporen. Ellos necesitan ver esos valores en acción.
Las actividades compartidas no solo facilitan la comunicación, sino que también fortalecen el vínculo afectivo, creando un espacio seguro donde los niños pueden expresar sus emociones y preocupaciones
Los hijos son el espejo de los padres, hacen con otros lo que aprenden o no en casa. Por eso es importante enseñarles a comunicarse de manera positiva.
No es extraño pensar en la conciencia fonológica como un proceso en el que los alumnos adquieren el sonido de las letras según van alcanzando y progresando en lectoescritura. Actualmente se suele enseñar la conciencia fonológica de manera paralela a ese lenguaje escrito, pero no solo nos podemos quedar en este punto, hay que abordar el proceso de manera más profunda, partiendo siempre de las unidades más pequeñas del lenguaje.
¿Tu hijo tiene problemas con las matemáticas?
La discalculia no es fácil de diagnosticar, sus características y síntomas varían según la edad del niño y pueden variar de un niño a otro.
Este espacio está dedicado a aquellos padres que se angustian, se frustran porque el hijo hace berrinches, no hace caso, la comida o la tarea se vuelven momentos de batalla y están desesperados porque no saben ya qué hacer.
Si queremos ayudar a una persona con SD debemos conocer sus fortalezas y debilidades, y además de conocer las características generales del SD, necesitamos identificar las cualidades personales más allá del diagnóstico, pero principalmente, debemos de creer en la persona.