Estos estilos son consistentes, difíciles de cambiar y su raíz es básicamente cognitiva, aunque conectada con toda la personalidad del adolescente en el nivel secundaria y que se manifiesta en su conducta o comportamiento social, que se puede ser pasiva dependiente, agresiva o asertiva.
Acompañar a los niños en este proceso es maravilloso. La mayoría de los niños ingresan a primer grado teniendo conceptos bastante claros acerca de la lectura y la escritura.
Las investigaciones realizadas por Ferreiro y Teberosky a lo largo de la década del 70, parecen demostrar que los niños arriban a la escolaridad formal con algún grado de conocimiento respecto del funcionamiento de la lengua escrita, de manera tal que hasta podría especularse que, con el estímulo de una sociedad alfabetizada, el niño puede llegar a descubrir por sí mismo, como es que funciona el lenguaje escrito y adquirir así la capacidad para leer y escribir.
Las acciones ofrecidas son asequibles y variadas, están bien concebidas para el objetivo que se proponen, además contribuyen a preparar a los promotores de forma diferenciada en lo relacionado a la estimulación de la motricidad fina, resaltan de singular importancia las actividades conjuntas que se ofrecen.
Además la conexión con el paciente potencia el establecimiento de una alianza terapéutica que permitirá que el terapeuta y el paciente estén de acuerdo sobre los objetivos y prioridades de la intervención lo que redundará en una mayor adhesión al tratamiento.
Se valora la actividad, aprovechándose este marco para dar a conocer otras propuestas a ejecutar de manera que se cumplimente la acción. Cada familia mostrará el medio elaborado, lo que propiciará que les de continuidad en el hogar.
Los juegos musicales contribuyen al desarrollo integral de su pequeño, puede jugar con él y realizar a su vez los sonidos onomatopéyicos, se deben acompañar con palmadas o realizar movimientos con los dedos y manos.
Las orientaciones que contiene están sustentadas en la teoría socio histórico-cultural de Vigostky en la que hace referencia a que la motricidad fina se alcanza en relación con el pensamiento, que va desde las acciones de orientación externa (agarre, manipulación), hasta el lenguaje escrito, lo cual es posible si se lleva a cabo un proceso consciente de instrucción, jugando en este caso un papel decisivo el dominio de los movimientos y la asimilación de los procedimientos generalizados de análisis, los cuales deben comenzar a ser estimulados para su desarrollo, desde el nacimiento del niño.
Los porcentajes aumentaron en eficiencia pero con equidad. Esto apunta a que los niños y las niñas dentro de su proceso cognoscitivo adquieren la misma cantidad de conocimientos al entrar a la institución.
Dentro de las barreras que impiden el desarrollo efectivo de la actividad que despliegan las ejecutoras, destaca el 40 % que es por falta de orientación, no se es sistemático en la preparación y en esta nunca se ha trabajado la estimulación de la motricidad fina en la edad temprana, el 60 % hace referencia a la poca preparación.