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Inteligencia emocional y el trastorno del espectro autista en el aula

El alumnado con Trastorno del Espectro Autista presenta una alteración de la Teoría de la Mente que le dificulta vivenciar y comprender el significado emocional. Desde esta perspectiva, estimular la Inteligencia Emocional en el aula, de forma sistemática y explícita, beneficia el bienestar individual-grupal y favorece el aprendizaje.

Contextualización:

Hasta el año 1943 se desconocía todo sobre el autismo. Fue entonces cuando Leo Kanner publicó en un artículo denominado “Alteraciones autistas del contacto afectivo” sus observaciones sobre ocho niños y tres niñas que le habían llamado poderosamente la atención. Los once pacientes de Leo Kanner tenían en común una serie de características entre ellas, la aparición de los primeros síntomas desde el nacimiento llevó a Kanner a especular sobre las vagas nociones acerca de los componentes constitucionales de la reactividad emocional. Es por ello que, al final del artículo, define el autismo como “alteraciones autísticas innatas del contacto afectivo”.

En la actualidad, en el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo, pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas.

La Teoría de la Mente resulta clave para comprender la comunicación interpersonal y la interacción social en los procesos de enseñanza-aprendizaje, en las situaciones educativas. Ekman y Hobson (1993) muestran como las personas con TEA fallan específicamente en la identificación de la expresión facial de los otros, lo cual constituye uno de los vehículos más importantes para la comunicación social.

Objetivos:

Identificar las emociones propias y las de los demás, denominar las emociones correctamente, desarrollar la habilidad para regular las propias emociones, subir el umbral de tolerancia a la frustración, prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas, desarrollar la habilidad para generar emociones positivas, desarrollar la habilidad para automotivarse.

Materiales y Recursos didácticos:

El tipo de materiales que se utilice será definitivo en el desarrollo de las habilidades emocionales de niño o niña con autismo, dada su tendencia a centrar más la atención en los objetos que en las personas. Es fundamental seleccionar materiales que faciliten la interacción social y por los cuales se sienta atraído con facilidad. El alumnado con TEA pueden perder el interés y fluctuar su atracción, por este motivo se hace necesario flexibilizar y realizar un cambio en la tarea.

Dada la particularidad de los niños y niñas con autismo, los materiales didácticos deben: 1. Despertar su interés; 2. Facilitar la interacción; 3. Estimular la comprensión y el uso de la comunicación; 4. Favorecer el aprendizaje y el autocontrol; 5. Activar la imitación a través del juego.

Pero en la estimulación y explicitación de las emociones en las personas con TEA es fundamental que el docente sea capaz de observar, atender e identificar y adaptar a las necesidades particulares del alumno o alumna.

Descripción de Actividades:

Existen una serie de actividades que facilitan y explicitan el desarrollo emocional del alumnado con Trastorno del Espectro Autista:

  • Actividades de relajación: 1. Relajación muscular progresiva; 2. Apreciar los ritmos de la respiración; 3. Espiración-inspiración.
  • Actividades para conocer y expresar nuestros sentimientos: 1. Controlar los impulsos (semáforo: verde, amarillo y rojo, tarjetas de conductas positivas); 2. Identificación de emociones (frente al espejo, narración de cuentos, títeres, muñecos, pelotas emocionales, Flash-Cards, caja de emociones); 3. Tareas de discriminación (observar una situación y señalar la emoción adecuada);
  • Actividades para mejorar la Autoestima: 1. ¡Qué bien haces…! (nombrar aquello que haga bien); 2. Espejito mágico (cada uno explica sus cualidades); 3. Incrementar la seguridad (los que me quieren- fotos de familiares y amigos); 4. Cómo soy (descripción en voz alta de uno mismo)
  • Actividades para optimizar el Autoconocimiento: 1. Soy único y especial (dibujo de autorretrato); 2. Me gusta, no me gusta (conocer preferencias-aprender a elegir); 3. Ahora sí, ahora no (escenificar control de las emociones)
  • Actividades para interiorizar la comunicación social: 1. Establecer rutinas y fomentar las habilidades de interacción social; 2. Yo soy…él/ella es…; 3. Fomentar la escucha activa.
  • Actividades para identificar la comunicación no Verbal: 1. Interpretar gestos; 2. Dibujo como comunicación; 3. Gesticular una canción; 4. Role-playing (imitación de expresión -acción)

Evaluación:

El estado de ánimo y las emociones afectan de manera directa al funcionamiento cognitivo, y como consecuencia al aprendizaje. Realizar de forma sistemática actividades en el aula que estimulen y favorezcan la Inteligencia Emocional conllevará una serie de beneficios tanto para el alumno o alumna con TEA como para el grupo-clase. Aumenta la seguridad emocional y la autoestima, mejora el vínculo afectivo interpersonal, reduce el riesgo de conductas disruptivas, incrementa la motivación y la sensación de bienestar.

Los instrumentos cualitativos, como las técnicas de observación, los cuestionarios y las entrevistas al profesorado y alumnado suelen ser instrumentos eficaces para evaluar los cambios percibidos a lo largo de la aplicación de las actividades. Especialmente deberán tenerse en cuenta los cambios en el estado emocional de los alumnos, el grado de reconocimiento y gestión de las emociones propias y las de los demás, la utilización contextualizada de las habilidades socioemocionales aprendidas.

Conclusiones:

Las últimas investigaciones en neurociencias invitan a un nuevo planteamiento en la intervención emocional con el alumnado con TEA. Las actividades deberán ser vivenciales, de participación y de autogestión, con las que se consigue un nivel de interiorización más profundo y significativo de los contenidos trabajados, que con las actividades exclusivamente cognitivas. El alumnado con TEA debe vivir sus emociones no sólo pensar sobre ellas.

 

Referencias

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BARON-COHEN, S.; BOLTON, P. (1998): Autismo. Madrid: Alianza.

BISQUERRA, R. (2009): Psicopedagogía de las emociones, Madrid: Editorial síntesis.

BISQUERRA, R. (2012): ¿Cómo educar las emociones? La Inteligencia Emocional en la Infancia y en la Adolescencia. Hospital Sant Joan de Déu: Faros.

BOGDASHINA, O. (2007). Percepción Sensorial en Autismo y Síndrome de Asperger. Experiencias Sensoriales Diferentes, Mundos Perceptivos Diferentes. Autismo Ávila.

FRITH, U. (2004): Autismo. Hacia una explicación del enigma. Madrid: Alianza.

GARCÍA, E. (2008): “De las Neuronas Espejo a la Teoría de la Mente”. Neuropsicología y Educación, Vol. 1, 3, pág. 69-90.

OJEA, M. (2010): Emociones en niños y niñas autistas: Programa de desarrollo de la comprensión social. Valencia. Psylicom.

RIVIÈRE, A. (1991): Objetos con mente. Madrid: Alianza.

RUGGIERI, V. (2013): “Empatía, cognición social y Trastornos del Espectro Autista”. Revista de Neurología, 56 (Supl 1): S13-S21.

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