Quisiera dejar apenas para un análisis posterior algunas preguntas acerca de los cambios educativos, de cuyas respuestas posibles, podrá ser pensada o tal vez reinventada una política y una pedagogía para las diferencias.
Soy de la idea que la cuestión de la integración debería plantearse en otros términos y no, simplemente, como respuesta única a la exclusión más obvia, más directa. Está claro que el mismo sistema político, cultural, educativo, etc., que produce la exclusión no puede tener la pretensión de instalar impunemente el argumento un sistema radicalmente diferente –llámase integración, inclusión, o como bien se llame-.
Este tipo de miradas no es útil para la educación especial ni para la educación en general: lo “anormalizan” todo y a todos. Las otras miradas –tal vez menos vigilantes pero también menos pretenciosas- tratan de invertir la lógica y el poder de la normalidad, haciendo de esto último, de lo normal, el problema en cuestión.
Hoy por hoy nos enfrentamos con la aparición de problemas que no pueden ser resueltos a partir de ése análisis.- La fragmentación de los temas, la búsqueda de expertos como portadores de un saber específico han demostrado no ser una herramienta infalible, ya que el conocimiento es una construcción de muchos.-
En este trayecto hemos constatado que cuando la escuela, por ejemplo, gesta condiciones para la valorización y respeto de los lenguajes (y sujetos) oprimidos desde temprana edad, puede contribuir a un posicionamiento subjetivo seguro en los alumnos, a la toma de conciencia activa de su propia realidad e historia, a la liberación y desarrollo del pensamiento.
La memoria lingüística puede entenderse como sostén subjetivo y psicológico, y es siempre social, histórico y cultural. Gesta condiciones objetivas y subjetivas en el sujeto para protegerse contra la desmemoria y el olvido; aunque hemos comprobado que, muchas veces, el olvido y la desmemoria pueden ser legítimos recursos de resistencia activa del sujeto.
Deben abrirse espacios para la reflexión institucional de la propia práctica y llevar a cabo una orientación educativa, una tutoría que permita educar para la vida, la convivencia y la autonomía. Rescatando los aspectos resilientes de cada alumno.
Los sistemas actuales de evaluación, no miden ningún logro o meta intermedia, por lo tanto, el alumno que no ha alcanzado el fin último ha fracasado y no parecen interesar ninguno de sus anteriores logros.
Son innumerables las causas que modifican la voz, en un cuadro sintetizaremos las causas etiológicas, orgánicas o funcionales.
La escuela ante situaciones de dificultad en conflictos y violencia puede adoptar una posición punitiva o, lo que es necesario en una escuela para la diversidad, fundada en principios democráticos, colocarse en un paradigma comprensivo y preventivo.
En el trabajo transdisciplinario se propone que el mismo individuo, de ser posible, acompañado del padre, la madre u otro integrante de la familia o la comunidad, asuma el papel como directo responsable del proceso