En la clasificación clínica se presentan los síntomas y trastornos más frecuentes que se producen en la parálisis cerebral.
El mundo social del niño, o bien se ve muy reducido debido al quiebre de los contactos sociales y por lo tanto deja de ser un ambiente nutricio para la personalidad del niño, o bien recibe de él señales negativas acerca de su persona que minan su autoestima distorsionando la imagen de sí mismo y afirmando contenidos de identidad exógenos derivados del impacto de la estigmatización.
La clasificación de la sordera o hipoacusia plantea distintos puntos de vista, a partir de la óptica que se enfoque la graduación, ya sea ésta: audiológica, pedagógica, otológica, psicológica, etc.
Todos los programas de estimulación temprana, deben tener claro, el sujeto a quien se destina la atención inicial. Se deberá aunar esfuerzos entre el equipo profesional y la familia, para dar pautas que beneficien las potencialidades del niño/a.
La clasificación de la parálisis cerebral se puede agrupar teniendo en cuenta tres criterios fundamentales: el clínico, el topográfico y según la intensidad.
La disfemia o tartamudez es el defecto de elocución caracterizado por la repetición de sílabas o palabras, o por paros espasmódicos que interrumpen la fluidez verbal, acompañadas de angustia.
Cuando nos ponemos al lado de un niño/a con Síndrome de Down, dispuestos a observar sus conductas, habilidades y destrezas lingüísticas y comunicativas, necesariamente debemos “aprender a leer” y profundizar en su universo. Éste es el primer paso.
Junto a la eliminación del proceso supurativo la cirugía del oído crónico busca restaurar la audición. La vía de abordaje y la técnica del injerto dependen de la patología existente y del plan quirúrgico previsto. El tratamiento de la mastoides así como la implementación de técnicas abiertas o cerradas se correlacionan con metodologías elaboradas y sistematizadas a través del tiempo.
En etapas tempranas, se realiza una intervención funcional y conservadora para preservar la voz.