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Biomúsica (VII)

El trabajo de Biomúsica se fundamenta en la ritmología para asociar los diferentes estados físicos, emocionales y racionales con los elementos de la naturaleza y que tienen una correspondencia con nuestro comportamiento, tanto individual como social
El trabajo de Biomúsica se fundamenta en la ritmología para asociar los diferentes estados físicos, emocionales y racionales con los elementos de la naturaleza y que tienen una correspondencia con nuestro comportamiento, tanto individual como social.
 
En cualquier encuentro interpersonal se producen cinco áreas simultáneamente: el físico, el emocional, el afectivo, el racional y el social.
 
Confucio hablaba de seis emociones: tristeza, satisfacción, júbilo, odio, piedad y amor.
 
El pensamiento chino engloba a la naturaleza y el psiquismo en 5 elementos, que están en permanente relación, lo que aquí podemos llamar Biorritmos. Encontraron una estrecha relación entre las diferentes expresiones musicales y su forma de actuar sobre el comportamiento humano.
 
En el siguiente esquema vamos a ver de forma sencilla como existe una relación entre el desarrollo de los diferentes biorritmos, como es el ritmo diario, mensual, anual, y hemos desarrollado nuestra propia vida y evolución social en función de este ritmo. (Fig. 2)
 
 

 
 

Figura 2

 
El proceso de Biomúsica consiste en experimentar situaciones de las emociones básica que representan cada estación, lo que supone pasar por la experiencia desde el nacimiento hasta la muerte. Este proceso lo hacemos basándonos en la utilización del ritmo, la voz, el cuerpo, la música, el movimiento, y hacer una inmersión en el tema tratado. Tomar consciencia de nuestras emociones cuando estamos ante un estado depresivo, agresivo, alegre, ansioso, de miedo u obsesivos. Darnos cuenta desde que centro energético hacemos frente a todas estas emociones, si somos más racionales, emocionales o vitales.
 
Estas experiencias nos ayudarán luego cuando estemos frente a nuestros pacientes, a reconocer de forma rápida la situación del momento, así como saber la consigna que debemos emplear. Veremos algún ejemplo más tarde.
 
En la ritmología diaria, la mañana correspondería a primavera, en su ritmo anual a la niñez y juventud en el desarrollo de la vida. El mediodía corresponde al verano y a la edad adulta. El otoño se relaciona con el atardecer y la tercera edad y el invierno a la noche y a la muerte.
 
Toda muerte se transforma en un nuevo nacimiento, es decir después de la noche nace el día, y así sucesivamente, la naturaleza gira en este sentido y por ello llamaremos a esto el ritmo sano o de curación.
 
Si aplicamos este sistema a las emociones, veremos que el invierno representa al miedo y la ansiedad y se manifiesta por un temblor o bloqueo. La primavera representa a la cólera y la rabia y se manifiesta por el grito, la energía explosiva. En verano nos sentimos con alegría y lo manifestamos por el canto y la risa. En otoño nos replegamos hacia nuestro interior y son los sentimientos de tristeza los predominantes que se manifiestan por medio del llanto y el lloro.
 

Lo que lo Griegos definieron los cuatro elementos, Aire-Agua-Tierra-Fuego, los Chinos ampliaron a un quinto elemento o estación que corresponde al estío, entre el verano y otoño y corresponde a la recolecta de la cosecha, emocionalmente llamado estado de "Contento", "Harvest time" o Dojo, según diferentes culturas. 

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