El propósito de este estudio fue investigar el uso del monitor IOPI como una intervención terapéutica para mejorar la función de la deglución en una paciente de 17 años diagnosticada de miopatía nemalínica y disfagia. Se diseñó un programa de intervención que incluía ejercicios de fortalecimiento y coordinación muscular orofaríngea y de la lengua utilizando dicho monitor.
En cuanto a los datos relacionados con el entrenamiento de la fuerza lingual, su medida en kilopascales, permitirá obtener una medida cuantitativa de su evolución a lo largo del periodo de intervención.
Así, se espera que, tras el entrenamiento realizado durante la intervención, se observe un aumento progresivo de la fuerza lingual a lo largo del tiempo, lo que correlacionaría con una mejora en la capacidad de los músculos linguales para generar fuerza durante la deglución.
En este sentido, el Manual del usuario del Sistema IOPI que ofrece los valores normales de la fuerza lingual por grupos de edad (Tabla 3) señala que, para los sujetos jóvenes, como es el caso de este estudio, se sitúa en una media de 63 kPa.
Sin embargo, en el estudio de Jeong et al. (2017), establecieron que, en el mismo rango de edad recogido en el manual, y para el sexo femenino, la fuerza máxima de la lengua se situaba en 32,1±7,9 (Tabla 4).
Tabla 3.- Valores normales de la fuerza lingual.
Grupo
| Media
| Desv. típica
| Edad (años)
| Nº sujetos
|
Jóvenes
| 63
| 13.6
| 20-39
| 276
|
Adultos
| 63
| 12.5
| 40-60
| 219
|
Ancianos
| 56
| 13.5
| >60
| 198
|
Tabla del Manual IOPI.
Tabla 4 - Puntuaciones máximas de fuerza y resistencia de la lengua
| Fuerza máxima de la lengua (Kpa) | Resistencia de la lengua (S) | |
20-39 años | Hombre (n=20) | 46,7±10,2 | 28,8±12,6 |
| Mujer (n=20) | 32,1±7,9 | 20,8±13,5 |
40-59 años | Hombre (n=20) | 40,9±9,3 | 17,0±8,5 |
| Mujer (n=20) | 36,9±8,6 | 15,3±5,2 |
>60 años | Hombre (n=20) | 35,2±9,0 | 15,8±6,7 |
| Mujer (n=20) | 34,5±6,9 | 17,9±8,1 |
Adaptada de Jeong et al., (2017)
La gráfica 1 muestra una previsión de la evolución de esta variable que permitirá observar los cambios y las tendencias a medida que avanza el estudio.
Gráfica 1.- Evolución prevista de la fuerza lingual a lo largo del tiempo

Tabla de elaboración propia.
Con relación a la resistencia lingual, y de manera similar a lo previsto para la evaluación de la fuerza, se espera observar una tendencia creciente a medida que la paciente adquiera más experiencia y continúe con las sesiones de intervención logopédica. Si esto se lograra, indicaría que la paciente ha conseguido mejorar su capacidad para mantener la fuerza lingual durante periodos de tiempo más prolongados, rasgo que resulta esencial para una deglución eficiente y segura.
Para esta variable, en el Manual del usuario del Sistema IOPI (2014), se indica que los valores normales de resistencia lingual aún no están bien definidos, ya que todavía no se dispone de la cantidad de datos suficiente para poder asumir la normalidad estadística de las distribuciones de esta variable en la población de sujetos normales, por lo que todavía no puede ofrecerse una estimación de una función de probabilidad normal con todas las garantías. A pesar de ello, los pocos datos con los que se cuenta parecen indicar que la resistencia lingual media se sitúa en torno a unos 30-35 segundos, siendo un valor igual o inferior a 10 un indicativo de resistencia baja.
De manera similar a lo que ocurría con la variable fuerza, los datos del estudio de Jeong et al. (2017) indicaban una resistencia menor, de 20,8±13,5 para mujeres de 20 a 39 años (Tabla 4). Lee et al., (2020) encontraron un aumento significativo en los valores de fuerza lingual después de la intervención de 4,2 y 4,9 kPa (P < 0,05).
En el gráfico 2 se presenta representa esa mejora positiva en resistencia que se esperaría tras la intervención.
Gráfica 2 .- Comparativa prevista entre la resistencia lingual (segundos) y fecha de la intervención

Tabla de elaboración propia
Finalmente, si se produce la mejoría tanto en fuerza como en resistencia lingual, se espera que la relación entre ambas, que es otra de las medidas que ofrece el sistema IOPI, también mejore. Así se espera que los datos recogidos muestran una correlación positiva entre la fuerza lingual y la resistencia lingual. Es decir, a medida que la fuerza lingual aumente, también lo hará la capacidad del participante para resistir la fatiga muscular y mantener una fuerza lingual constante.
Estos hallazgos respaldaran la importancia de mejorar tanto la fuerza como la resistencia lingual en el tratamiento de la disfagia en pacientes con miopatía nemalínica. En el gráfico 3 se ha elaborado una gráfica de la relación y evolución de esta combinación de variable a lo largo de la intervención planteada. Mendes et al., (2015). analizaron las asociaciones entre la fuerza de prensión y la fuerza de la lengua entre los tres grupos. Observaron correlaciones positivas y significativas; sin embargo, los coeficientes de correlación entre las fuerzas de los grupos de jóvenes y ancianos fueron de fuerza media.
Observaron reducciones significativas en la fuerza de la lengua y la fuerza de agarre (así como aumentos significativos en el tiempo de bebida de 200 ml de agua) con el aumento de la edad. Los grupos exhibieron diferencias con respecto a la fuerza de la lengua y la fuerza de agarre. Encontraron más variabilidad en las pruebas consecutivas entre los individuos de los grupos de adultos y ancianos. Además, encontraron una correlación entre la fuerza de la lengua y la fuerza de agarre en los individuos jóvenes y ancianos.
Gráfica 3.- Comparación prevista entre la fuerza lingual y la resistencia lingual

Tabla de elaboración propia.